Comodidad.

Preguntaban una vez que por que no me abría o quitaba ciertas inseguridades y me daba una oportunidad, pues bien han pasado tantas cosas a lo largo de estos años que lo resumiré en tres palabras, cuerneado, cambiado y botado, que si soy muy cursi, que si he sido muy frío, que pones mucha atención, que pones muy poca.

Ha habido grandes días de alegría, pero ha sido más los de llanto y dolor, cada experiencia da un motivo de aprendizaje,  he aprendido y aprehendido muchas cosas, como el que quiero y lo que no. He cambiado muchas cosas de mí para bien y otras que no son tan buenas las he conservado, si supieran la última vez que me sentí feliz y querido, terminé muy roto.

A lo largo de este tiempo ha habido noches fugaces y roces carnales, pero pocas veces he sentido ese deseo que provoca la persona que te gusta, es con la que sueñas, la que te paraliza y te las fuerzas para serlo todo y también fueron momentos cortos, llenos de dopamina, que solo dejan un sabor crudo y una necesidad imperativa de buscarla nuevamente, saciar y buscar esa fuente eterna.

Cómo adicto en abstinencia, me rehusó a mostrar mis sentimientos para evitar el dolor del desprecio o el veneno del desamor, que si bien nos recuerdan que la vida es dura, también es un sabor desagradable. Por eso siempre termino mendigando amor dónde alguna vez lo encontré.

Por eso cuando se muestra un poco de interés y un par de palabras dulces caigo en los excesos, creando fantasías y mundos coloridos, que a veces vivo en el silencio, en la comodidad y refugio de mi mente.

Adán Aca.