Fui aficionado taurino. Ahora no lo soy. Me siento un campesino. Yo a la plaza no voy. Voy del campo a la ciudad. Me paro en la misma taberna. Allí se habla con total libertad. Sin miedo a la traidora galerna. En el campo como un eremita. Oro a todos los dioses en silencio. Me siento en un banco de la ermita. Este paraíso no tiene precio. Tantos uniformes para la guerra. Hechos con el trabajo humilde de la mujer. Quien hace la guerra yedra. Porque olvida que sin ella no hay placer
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Autor:
argantonio (
Offline) - Publicado: 10 de diciembre de 2019 a las 06:50
- Comentario del autor sobre el poema: Me gusta tomar un vaso de vino en una taberna, pero siempre que no haya una cabeza de toro disecada en la pared, la taberna debe ser un lugar para la tertulia y el que quiera ver un toro no tiene más que darse un paseo por el campo, mientras tanto disfrutemos de la charla. Saludos a los amigos del Alma
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela, Lualpri
Offline)
Comentarios2
Chachi Aguilar , en el museo taurino cuelga la testuz de un toro famoso porque con sus astas le quitó la vida al matador, pobrecito con un traje de luces tan bonito, el matador en su mausoleo y el toro en el museo, muy bonito todo , saludos y hasta luego
Lualpri, ha habido toreros honrados y otros que no tanto, depende del tipo de educación , juegos que haya recibido, todo se refleja cuando se hacen mayores. Hay pueblos donde los niños ven toros desde la niñez y otros que desde una temprana edad ven a los mayores salir al campo con sus escopetas dispuestos a matar al conejo o a la perdiz que se presente, mil gracias por tu atención
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