Virulentos oleajes impregnados
suciedades mustias que invaden
pulmones agrietados por cansancios
multiplicaciones revestidas de asfalto
vientos que emergen de superficies subterráneas
hasta limar el cabello de las vírgenes destruidas
vestales inocentes de tanta belleza inconsecuente
rocíos secundarios que plasman dormitorios rebeldes
donde duermen amantes sin labios que frío tras frío
acuden al hospital de turno a ocupar su silenciosa manta
de urgencias. Un racimo de suculentas granadas escarlatas
donde el reino de los vencidos obtuvo su militar gracia
su absolución terrible de besos duros como la escarcha y el hábito.
Nosotros, los mismos dirigidos al altar, murmuramos la canción
del cansancio, el agotado tránsito de obligaciones perturbadas,
hasta que el silencio domina y ausculta todos los pechos estériles.
La risa duerme y el frío envanece la mejilla dorada
el pecho se ausenta de tomar pastillas decadentes
la perla de los días aumenta su diablura y los termómetros
ocupan su periódica invencibilidad.
Ah hasta aquí llegaron tus hipócritas manías
tus hipopótamos dormidos, los lagartos tendidos
que escapaban a las lagunas fangosas de los cables eléctricos
de tu cabeza con filtros.
©
- Autor: Ben-. ( Offline)
- Publicado: 10 de diciembre de 2019 a las 06:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 43
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