Cuando la mar se embravece
por la galerna que azota,
se ven las aguas oscuras
desmelenando a las olas,
y éstas que llegan altivas
saltan y brincan furiosas
para estirarse en las playas
por las arenas y alfombras,
Sientes que lloran los ojos
y que unas perlas asoman
en las pupilas, y bajan
por las mejillas nerviosas,
pues van cayendo despacio
para posarse en la ropa
por la camisa y zapatos
donde se duermen y añoran...
Atrás se quedan los mares,
acantilados y costas,
con el salitre y las algas
y el temporal con voz ronca,
quedan los rezos y salves
a la Virgen y patrona
de los labios marineros
temblorosos en la popa...
Pero también allí quedan
los recuerdos y las bromas,
con suspiros y esperanzas
de conseguir la victoria,
por llegar de nuevo a puerto,
para buscar esa boca,
y unos labios con tu nombre
y ese beso de gaviota...
"...Cuando llega la galerna,
y la trainera se escora,
el marinero, prudente,
busca el puerto con su proa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/11/19
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 11 de diciembre de 2019 a las 16:32
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 22
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela, Lualpri
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