No podré preguntar por la princesa triste
ni bajaré al río con la bella mozuela;
ni podré llegar al cielo de la rayuela,
no comerán los ruiseñores de mi alpiste.
parcos y distantes los espejos esquivos
no dirán del rayado tigre los secretos,
ni verdes jardines habrá cuyos senderos
se bifurquen in æternum, ni vendrán argivos
de luchar por enojos en lejanas tierras.
No turbará mi mente orgullo ni prejuicio;
el negro cuervo no trastocará mi juicio
ni vendrán marcianos a plantearme guerra.
No habrá canto a los hombres ni para sus armas
ni tampoco a la cólera banal de un hombre;
no habrá tal maravilla alguna que me asombre
en lo profundo del vinoso mar en calma.
No habré de viajar yo disparado a la Luna
ni al rojo Marte; ni a Júpiter o Saturno
no viajaré a lejanos mundos taciturno
a montar gusanos colosos en las dunas.
Habré de transitar en cambio ésta, mi tierra
con sus frías noches y sus cálidos días
con sus tristes penas y buenas alegrías
hasta cuando el destino, o Dios, así lo quieran.
- Autor: Dreke (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 30 de septiembre de 2020 a las 21:31
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 25
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