JUAN RAMÓN JIMÉNEZ EN PUERTO RICO, 1952

Miguel Angel Garrido

“Era una entraña firme, un suelo visto”.

J. R J.

 

Hay muchos sitios donde las historias

y el tiempo dan fe de una vida. Hoy quiero

cerrar los ojos y con la firmeza

del inmutable,

la patria olvidar.

 

Más allá de la tierra y las canciones,

escucho cada día lo mismo. Ayer,

un imposible sueño contemplaba.

La noche, el cielo del que cree en un poder

de siglos que la muerte acepta y escoge.

 

Porque no queda nada en mi memoria

de los asuntos de lo humano, sólo

la calma alegre,

a orillas de la mar,

como un deseo hondo de gloria, en silencio,

que va agitando las banderas, restos

de luz... En fin: estoy vivo y me atrevo

con el ciego rebaño de los hombres

que ignoran la verdad en su mentira.

 

El universo, mi propio pasado

en un lugar brumoso,

me separan

de lo perdido. La cara tranquila

y la costumbre del presente incierto.

En el camino, acaso receloso

de la justicia de la muchedumbre,

conocí la huella del desprecio. Ya harto,

sin esperar a nadie,

ignoro la obra

del vulgo, lo que mueve la fortuna.

 

¿Qué me retiene aquí? La juventud

saliendo en cada rostro,

y unos instantes

brotando en la memoria como flores.

Las cosas siguen,

sin remordimiento,

en una entraña firme, un suelo visto.

 

 

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  • Autor: Miguel Angel Garrido (Offline Offline)
  • Publicado: 18 de diciembre de 2019 a las 05:58
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 18
  • Usuarios favoritos de este poema: rosi12
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