“Era una entraña firme, un suelo visto”.
J. R J.
Hay muchos sitios donde las historias
y el tiempo dan fe de una vida. Hoy quiero
cerrar los ojos y con la firmeza
del inmutable,
la patria olvidar.
Más allá de la tierra y las canciones,
escucho cada día lo mismo. Ayer,
un imposible sueño contemplaba.
La noche, el cielo del que cree en un poder
de siglos que la muerte acepta y escoge.
Porque no queda nada en mi memoria
de los asuntos de lo humano, sólo
la calma alegre,
a orillas de la mar,
como un deseo hondo de gloria, en silencio,
que va agitando las banderas, restos
de luz... En fin: estoy vivo y me atrevo
con el ciego rebaño de los hombres
que ignoran la verdad en su mentira.
El universo, mi propio pasado
en un lugar brumoso,
me separan
de lo perdido. La cara tranquila
y la costumbre del presente incierto.
En el camino, acaso receloso
de la justicia de la muchedumbre,
conocí la huella del desprecio. Ya harto,
sin esperar a nadie,
ignoro la obra
del vulgo, lo que mueve la fortuna.
¿Qué me retiene aquí? La juventud
saliendo en cada rostro,
y unos instantes
brotando en la memoria como flores.
Las cosas siguen,
sin remordimiento,
en una entraña firme, un suelo visto.
- Autor: Miguel Angel Garrido ( Offline)
- Publicado: 18 de diciembre de 2019 a las 05:58
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 18
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