Simple, vacío e impasible querer del ser en que obtener,
En las querencias del imprevisto hombre crecido,
Ya opta por que del destino lograr tener,
En la ceguez del mismo estar no material, padecido:
Otra vez aflige el alma en escarchas de viento,
¡Lágrima, lágrima, lágrima! Y hombre moribundo obtengo
De mi espejo, de mi carne, de mi: De nadie, y lo siento.
Su amargura, su filántropa es lo que perdura en altura,
Más otra vez la barca de la vida lo abandona,
El involuntario prójimo, crecido de discordia, lo posiciona basura.
Y Aún así cuando levanta alma y voz, con la esperanza, de nuevo abona
Ha de sentir el dolor ajeno ante su insatisfecha carne desperdiciada,
aunque el aceite del demás lo repela de su cristalina buena voluntad
Pretenden y no enseñan, el hombre inconforme duda totalidad envidiada,
Y ya no quiere nada…
Se engría, prematuramente donde el viento del prójimo ignora.
El hombre vive del sueño hasta que lo decapita la cruel realidad,
quiere volver a caminar los sueños de la ignorancia a buena hora.
Pero del todo consumado, el escenario le roba la capacidad
Y en la higa, su alma tenue fiel se ahoga.
El hombre gris ya pronto ha de apartar.
Crudo, fugaz, vacío e impasible atiende al final total.
Y de la muerte, solitario del todo, se deja encantar.
- Autor: Noakyr ( Offline)
- Publicado: 25 de diciembre de 2019 a las 21:24
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 12
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