Se deslizan los dedos
y comienza el desorden,
como agreste susurro
de la brisa del norte,
un cuchillo afilado,
una nube sin nombre,
un violín sin artista
en un cuadro sin orden,
y de pronto aparece
un gentil sacerdote
con su capa dorada
tras un ramo de flores.
Todo son fantasías,
y fugaces visiones,
escapadas al cielo
por los dedos de un monje...
Se deslizan los dedos
de manera muy torpe
y lo hacen buscando,
mil oscuros rincones,
por angostas cañadas
que han perdido colores,
por desiertos silentes
con arenas de cobre,
y los dedos se cansan,
hasta sufren dolores,
porque sangran y lloran
como viejos relojes,
aunque luego se animen
y se muestren veloces,
al sentir los suspiros
de la piel que recorren...
"...Se deslizan los dedos
en perfecto desorden,
mientras siento los tuyos
disipar mis temores..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/12/19
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 26 de diciembre de 2019 a las 09:36
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 36
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela, javier Juarez 🍷, migreriana
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