El temporal
azota los cristales
de las viviendas.
Una galerna
recorre el litoral
con mucha furia.
Lloran los niños,
quizás muy asustados,
y sorprendidos.
Otro ciclón
aumenta los latidos
del corazón.
Tiemblan cristales
y puertas de las almas,
hay gran temor.
Pero en el cielo,
en medio de las nubes,
se ve una estrella.
Una canción
nos llega con el viento
en un susurro.
Deja rumores,
suspiros y esperanzas
de un nuevo día.
Y el corazón,
ardiente y desbocado,
se va calmando.
Rafael Sánchez Ortega ©
12/12/19
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 28 de diciembre de 2019 a las 09:27
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 26
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Yamila Valenzuela
Comentarios1
La calma siempre llega.
Apapacho querido Rafael.
Gracias Yamila.
Un abrazo.
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