Ya no escribiré para tí,
porque mis versos son cuerpos sin vida,
deseando que su deseo sea alcanzable.
Mis versos son las vendas de mi verdadera voz,
pero no las olas que manejan al mar.
Es la voz que es imposible de pronunciar.
Apenas mis versos son las verdades de una infinita mar.
Me sumerjo en la oscuridad para ocultarme,
para ocultarme de aquella pobre alma inmunda,
que tan sólo vive para sí con temor.
Ya no escribiré para tí,
porque las verdaderas palabras no son las que escribo en este miserable papel,
sino las que se las lleva el viento a otro lugar,
y que no vuelve.
Ya no escribiré para tí,
porque aprendí a susurrar a mis temores y agobios,
a susurrar a la cobardía que me mataba por dentro,
por tan sólo acercarme al borde de la acera mortal.
Ya no escribiré para tí,
porque no soy digno de embarcarme
hacia lo más profundo del infinito mar.
Ya no te escribiré,
porque te quiero.
Tan sólo deseo que embarques hacia tus bellas praderas,
o a tus aguas cristalinas;
y que si no seré digno,
que sea el abono de tus flores,
o el sol que ilumina a las praderas de tu bello mundo.
Ay!, lloro al canto del sol por aquel barco que se sumergió en el mar,
y que nunca supo salir de allí.
Le fue in capaz de saber manejar sus miedos,
a la nocturna luna y al diurno sol.
No fue capaz de adaptarse a lo que realmente era,
y al avergonzarse de su derrota y hundimiento.
A veces me pregunto si sería el abono perfecto para tu bello y floreciente jardín...
- Autor: Dara, La Rusa, Sanz, etc. (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de diciembre de 2019 a las 14:16
- Categoría: Amor
- Lecturas: 33
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