Cabellos negros, jalonado de brillantes

Antonio Encinas Carranza

Cabellos negros, jalonado de brillantes

 

 

 

 

Logre ver su cabellera negra,

negra como el brilloso azabache

jalonado de brillantes

que se movía como un corcel salvaje

sin domesticar, volando por los aires.

 

Llegaba con su larga y negra cabellera

anunciando su sensual

exorcismo y sortilegio.

El resto conformaba el todo,

donde se reunía su carácter, su cabello negro,

sus ojos secuestrados de un almendro,

y el aroma embriagante de su cuerpo desnudo.


Eres un jardín florido

misterioso e irresistible

 cubierto de múltiples 

goces sensuales.


Tormento negro pudoroso.

Cortina negra transparente.

Espejismo de la noche.

Laberinto de encantos.

Arcón donde navegan mis placeres.


Embrujo que embrollas mis sentidos 

y el amarañado de mis locuras.

Donde muere mi aliento.

Donde aterrizan mis deseos.

 

Cabellos negros como la noche

que caen como una cortina pudorosa

tratando de cubrir su cuerpo.

su piel entre rosa y blanca, 

a veces como la canela.

 

los sentimientos

hacen un nido en ellos.

Mágico negro velo

que someten a su voluntad

que dejan libres los deleites

sin usar pócimas ni brebajes.

 

Caen como un torrente. 

Una cascada de locos pensamientos,

que al roce de mis dedos sobre su piel,

brota una dulce melodía morena,

haciendo que los dos nos perdamos

y de cuando en vez nos encontramos

 

Cuando se aleja del mundo

aparenta inocencia

y en mi palpitar espera

solo es una imagen permeable

a veces cercana, a veces distante

es su manera de alejarse del mundo

y de acercarse al cielo.

 

Su verdadero encanto es pasar

del frío del invierno 

al calor de la primavera

y luego al tropical del verano

con lluvias torrenciales.

 

Aparenta inocencia.

Sus ojos se movían aparentando recato.

Son momentos mágicos.

Así es su temperamento.

 

Sus cabellos negro noche

y ella vestida de blanco virginal 

e inconstante satén de seda,

vestido largo, falda y blusa

invitando a disfrutar

de toda su inocencia.


Su manera de alejarse del mundo

dejaba en palpitante espera,

cerraba sus grandes ojos pardos claros,

al recibir los cálidos besos

que armoniosamente

danzaban sobre su piel

y soñó que soñaba en un beso de amor ardiente.


Y al abrir los ojos despertaba 

y estiraba los brazos

su cabellera negra, sus pies descalzos

sus ojos almendrados, en conjunción

como dos estrellas brillantes,

su bata en el piso,

el calor de su respiración,

los besos impulsivos, 

y su cuerpo laxo. 


Antonio Encinas Carranza

De: Lima, Perú

D. R.

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  • Autor: Antonio Encinas Carranza (Offline Offline)
  • Publicado: 2 de enero de 2020 a las 11:46
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 40
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