Vampiro

Esteban Mario Couceyro



La noche tibia de estío

se profana iluminada

en su mirar.



Blanca de lunas

entre brillantes estrellas

las mejillas y esas lágrimas

de amor pronunciadas.



Él en la negrura de sus ropas

abraza el candor

y sus besos descienden peregrinos

de la dorada sien, a su cuello

entre clamores

de nocturnas aves

en tanto unas pequeñas gotas rojas

se desperdician

en la tierra sedienta.



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