En ocasiones me miro y pienso que no sé qué pienso cuando me miro;
pego mi ojo a mi ojo, dejo que la luz reflejada en uno refleje en el otro
tan solo para que vuelva a reflejarse en ciclo eterno,
hasta que en algún punto llegue correctamente a mi retina.
No al frente, no atrás.
Todo mostrándose exactamente como es,
o como se supone debiera ser.
Pego mis manos a la cara
como quien examina las vendas
que cubren una herida.
De quién es esta piel,
de quién estos huesos.
- Autor: Martín Marum ( Offline)
- Publicado: 21 de enero de 2020 a las 04:34
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 19
- Usuarios favoritos de este poema: Gabriel-
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