Aun bajo serenos fulgores crepusculares,
entre cálidos rastros de adorables retozos que divagan por el aire, vislumbro una lejana sombra que se arraiga a los recodos, a los volúmenes, a los solitarios instantes. No me abandona.
Tácitos decretos me condenan a la distancia, donde solo contemplo rostros apenas esbozados, parsimoniosas manos que permanecen hilando las briznas de mí fosa.
Me desgarran los vestigios de afables voces que aún perduran en la memoria, y este incesante frío entumece lentamente mis bríos tras cada aurora.
Cáusticos ojos yacen sobre mí, y una latente herida ronda detrás de todas las cosas.
- Autor: Anthuan Hols Ksals ( Offline)
- Publicado: 22 de enero de 2020 a las 21:48
- Categoría: Triste
- Lecturas: 64
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
Comentarios1
DIFÍCIL OLVIDAR LAS HERIDAS QUE NOS MARCAN.
SALUDOS POETA
Saludos Alicia.
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