Amor de niño, de verte lejos, escondido, pasando por tu calle, ahí se queda sentado esperando. En la mirada de los enamorados lo vemos siempre, ellos lo
Llevan como un hilo que une su ser.
A veces es tan grande que al pasar ente mí, me invade, me irradia, me conforta.
Recuerdo un día cuando se fue, cuando no volvió, cuando la apatía nos toco con su feroz encanto, y desde entonces vamos solos, sin amor. Sin poder amar.
Amábamos tanto, pendientes de un sueño, fabricando un mundo de sutilezas y en medio de ambos creamos la nada, quisimos que en ese espacio aparente no hubiera nadie, que siempre estuviésemos unidos como lapas al cristal, absorbiendo todo, cualquier partícula que emanara de ti, de mi, quisimos mas aun, meternos en la mente, para ver si en algún momento habría alguna cosa ajena a nosotros, alguna idea que nos pudiera separar.
Así es el amor, amor de niños hurgando el tiempo, matando espacios, haciendo lento el mundo, el mundo que gira y abandona al amor que no va con el, que permanece quieto cuando se queda lejos sentado esperando, así se quedo nuestro amor. Esperando. La banca que escondía nuestras fugaces caricias y nuestros besos, desapareció, estaba aquí en este lugar, que hoy contemplo con apatía, mas allá los árboles que gemían ante tu belleza y se sacudían repletos de roció, recuerdo cuando reíamos de buena gana y éramos felices. Hoy también lo somos, aunque entonces creímos en la muerte sin el uno con el otro, pero nadie muere de amor, el amor es lento y no alcanza al tiempo, lo que mata es el tiempo y la suerte, no el amor.
Aquella tarde donde te encontré la primera vez también la recuerdo, la gracia con que me mirabas, tus pasos tan intensos retumban ante mi y me estremezco, sacuden mi cabeza con cosas del pasado muerto, algo de aquello queda aun en estos lares y quisiera retenerlo, guardarlo, que se acostumbre a mi, y no se vaya, tenerlo unos años en mi mundo cambiado, diferente ahora que no estas, hoy que te busco encerrada entre mis ánimos de enamorado, pero el amor de mujer es diferente al mío, tu amor cansado de mis quimeras olvidadas, mi amor que molestaba de añejo que fue, que amaneció estropeado una mañana de alborotados sueños de mujer, cuando entre las sabanas se ha metido el desencanto, cuando el deseo crece por otra suerte.
Mas lo triste es tanto abandono entre estas cosas que veo, en este lugar de recuerdos vanos, quizá y aquí ronda el espíritu que confunde la mente y dentro de nosotros creímos amar, segados y deslumbrados nos unimos sin ver más allá de los años y la vejes, sin comprender ni dar tiempo a la razón. La juventud nos mintió, nos llevo al precipicio donde abatidos nos separan hoy tantas cosas, agotados de luchar contracorriente fuimos germinando ideas de venganza y pesadumbre, mas tarde todo aquello nos hundió hasta casi matarnos, aquella lucha inerte, sin sentido paso a formar parte de todo esto, de tu olvido, pero yo te recuerdo bien aquí sentada en este abismo que grita por un pernicioso encuentro, pero la razón es mas poderosa que el amor, que el recuerdo, y así se queda todo viendo como me alejo sin nada, sin voltear, pensando en ti y en mi, lo que un día fue, un nosotros.
- Autor: Sandro Tovar (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 23 de julio de 2010 a las 14:28
- Comentario del autor sobre el poema: A veces el amor se nos presenta cuando somos aun muy jóvenes, entonces cedemos ante su grandeza, mas pasado el tiempo este se agota, se va, nos deja y quedamos sin poder sentir, Me hubiera gustado tanto no haber crecido…
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 91
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