Bello, bella, calumnia...
Tomó su tiempo y deseo de apasionarse.
En una pretensión en forma de otro espécimen,
Moldeando su verdadero crecimiento,
Arrastrando un calumnia de querer corromper,
Su encorvada columna vertebral,
Oh, bella, bello... Raigón,
Desgarrando una parte del cuerpo,
dando luz a sus gruesos vástagos,
¡Qué la han teñido de sangre!,
Abolengo con aroma a flora,
Bello, bella, calumnia...
Tú pequeño susurro que no deja de
zumbárle, diciéndole:
"Yo estaré dentro de ti."
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