Ven a quemar
horas conmigo,
a beber leche
de fuego y besos,
apagando todo
con mil suspiros
y bordando gemidos
por el cielo.
Ven a secar la lluvia
en un abrazo,
a romper la aurora
con un grito,
que resuene
a primavera renacida,
en un invierno
de mojados sueños.
Ven a trizar
los cristales de la calma,
y a hundirte
en el abismo del deseo,
hoy termina el día
en noche clara,
venerando las lunas
de tu cuerpo.
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