Siendo la gota que corre lentamente,
Que se desliza, acariciando el torso desnudo,
Verde resplandesciente de una hoja,
Ese, que es alumbrado apenas por una luna bella, sin esperanzas,
Pero que aún no deja de brillar...
Así, en el reposo de la -no calma-
Del estado paciente pero en movimiento,
Ahí, donde no hay ardor en el pecho,
Aunque la noche es un canto adolorido,
Permanezco, y me sacudo el sueño,
Y me sonrío el alma, y me abrazo y me quiero...
Aquí estoy, no me he ido.
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