La joven, de buena familia, miraba al sicómoro de plata, en su decimoquinta
primavera. Y soñaba... entre tupidos velos de amargura, con un corazón dichoso
que la amase.
El hijo de un aristócrata, vino a llamar a su puerta. Era en apariencia,
el hombre perfecto: Adusto, sereno... dulce en sus palabras, con esa gallardía
que dan los buenos modales adquiridos en caros colegios. Pero la timidez,
y los reparos de ambos, acabaron con el incipiente y desafortunado idilio.
Llegó por fin el hijo de un rico burgués. Sus palabras eran cálidas,
como el viento del oeste. Mas sus ojos, no miraban a sus ojos...
Su mirada inquisitiva tan sólo conocía de la fríaldad aritmética
desestructurada de todo sentimiento. Sus dedos inquietos
parecían hacer cálculos en el vacío. Y los labios de su amada, apenas
eran un conjunto breve aposentado, en el óvalo desilusionado del olvido.
Tierna excrecencia envanecida... alimento del gusano, y de la nada.
Por último, llegó un jardinero. Hijo de un pobre, y desdichado zapatero.
Podó la rosa, la abonó con caricias, la acompasó de dulces palabras y de lisonjas.
Los ojos de su amada, en su mirar, eran a modo de gotas de rocío en primavera.
Su boca, era semejante, a un río de lava ardiente, y de pasión candente...
con la belleza desacostumbrada, del rubí y de la rosa.
Sus labios, tersos y llenos de ternura, besaron su boca.
Y ella, tan acostumbrada a negar y a negarse con firmeza, en esas tardes
de tibio otoño, apenas pudo resistirse a la quintaesencia de todo su infinito.
A veces, toda la felicidad del mundo, puede ser contenida
en la brevedad asertiva de la pasión, desasosegada... de todo lo creado.
- Autor: pani ( Offline)
- Publicado: 13 de febrero de 2020 a las 12:40
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 45
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela, alicia perez hernandez, Lualpri, David Arthur
Comentarios2
Vaya! Excelente cuento mi querido Pani, donde menos se espera ahí está el amor.
Apapacho!
.......Los ojos de su amada, en su mirar, eran a modo de gotas de rocío en primavera.
Su boca, era semejante, a un río de lava ardiente, y de pasióncandente...
con la belleza desacostumbrada, del rubí y de la rosa.
Sus labios, tersos y llenos de ternura, besaron su boca.............Tu cuento es muy hermoso Pani.
Un abrazo amigo,
David
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