En el medio del bosque,
Colmando cielo y tierra,
En ese bosque que solemos llamar: alma
Con aquella inocencia que aún nos completa,
Convertimos la palabra necia en poema.
Es hondo el pensamiento y nos adentramos,
la realidad impenetrable, y yo, apenas soy viento que roza.
Entre silencios nos leemos las caras,
Nos descubrimos descubriendo al otro, nos palpamos sin tocarnos un pelo,
Y aunque a veces hace falta el abrazo,
Y hacen falta los besos,
Es una maravilla que te sorprende cada día, el no poder tocarse.
En el medio del bosque,
En ese bosque, que suele ser nuestra vida,
Mi peso ligero se mimetiza con las hojas y las ramas y mis pies son raíces, que crecen, y crecen...
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