MI PERRITO DON

Juan Francisco Manrique Castro

A Don,

que nació junto a mi alma,

como chispa amical.

 

A mis pequeños alumnos,

retoños de paz

de la I.E. Divino Niño Jesús

donde aprendí a mirar la vida

con ojos de gratitud.

                                               

                                          

                                     

Mi Perrito, Don

                                     

I

Mi perrito se llama, Don,

blanco y claro

como luz y luna.

Sus ojos reflejos

de cielo,

 su pelo,

gracia de Dios.

 

II

Don,  Don,  le llamo,

y sus orejitas

 nubes elevadas;

 sus prontos ojitos

me brindan compañía.

Es mi perrito

lleno de ternura,

como nubes en altura

me ofrecen guau, guau, guau

a cada rato.

 

 

III

Al regreso de mi Jardín Infantil,

Don, me espera

en la puerta.

Guardián de la casa,

guardián de mi sombra,

compañía de mis horas

de lectura. Don, gajo de luz.

 

        IV

¡Qué mi perrito

es el primero.¡

Nadie mejor que él.

Tiene ojos nacarados,

y su lengua, pura miel.

 

           V

Qué perrito tan formal.

A los pies de mi cama,

un altar ha formado.

Sus manitos son tesoro,

y sus patitas, yo adoro.

Don, vela mi sueño

de niño que espera a Dios.

 

              VI

Cuando en las mañanas

voy a estudiar,

Don me mira

y desespera.

A mi regreso,

espera mi corazón

hecho trozo de alegría.

Don, lame mi alma,

y las palabras

se hacen amor.

  

          VII

Cuánto sabe, Don, de mí.

Todo un universo de estrellas.

Me espera, cuando retorno

de mi Jardín Infantil,

con manojos de puro amor,

y sus latidos constantes.

Qué lindo, Don

me acompaña a cada hora,

él es mi estrella

y mi guía.

 

              VIII

He visto la camita de Don,

pajitas y lana limpia.

Su camita es bonita

ofrecida a perrito falaz.

Don, duerme,

y en sus sueños, Dios contempla

su figura angelical.

 

       IX

Me acaricia

y me lame, juguetón,

a cada instante.

Inquieto y sin parar

se mece,

y mece mis manos.

¡Ay, Dios! que inquieto

 su figura de cristal.

 

          X

He visto la bondad

de Don, rebosante

como azucena en flor.

¡Qué dulzura!

¡Qué amor deslíe

su boquita de luz!

Don, es un ángel

sin igual,

en mis brazos,

y en mi corazón de poeta.

              

      XI

En el jardín,

cuando sale a pasear

es añil y albahaca;

retoza alrededor,

como abanicando al cielo.

Don, Don, tu corazón

es horno de amor.

 

        XII

Todo mi corazón

gime su pena.

Don suspira,

y es alivio de Dios.

Sus juegos de niño

crecen en su mundo de cielo.

Me imagino su alma,

 gotita de lluvia

 acaricia mi cara.

 

         XIII

Me parece en la noche

escuchar sus ronquidos,

es mi Don, que conversa

con Dios,

 tenue, como vuelo

de mariposa al aire libre,

escuchar sus pausados

y rítmica alegría de vivir.

Don, mi Don, todo mi    corazón

brinca en el universo

de tu alma.

 

           XIV

El alma de mi Don

es nube de algodón,

allá en el azul cielo, inmenso,

de sus ojos enamorados,

donde lee en las estrellas

el destino de su vida.

 

          XV

Mi fiel, Don,

dejó olvidado en la cima

del cielo

todo mi corazón,

hecho delirio.

Don, mi Don,

un recuerdo de flores

acaricia tu tibia ternura.

   

        XVI

Al amanecer,

la luz celeste

acicala el pelo de Don.

Pelo y luz

se mezclan en el cielo

de su alma.

         XVII

Don, acaricia

las flores,

con que cubre

la paz de la tierra.

Acaricia con su leve

hocico

la grieta musical

de sus amores.

Don, sus ojos

también son flores

con que ameniza

el hogar.

 

         XVIII

Es una escala

con que alumbra

el cordel de los días.

Bien lo sabe, Don,

su voz quejambrosa

se eleva

hacia la escala

del cielo.

Don es el peldaño

que acicala

la paz.

             

         XIX

El blanco humo

de chimeneas

bailan hasta formar

figuras en el cielo.

Figuras vertidas

en el corazón

de Don.

Mi perrito

hecho música

en los tonos

de luz.

  

       XX

Esa copa de luz

donde navega

tu mirada, Don.

Copa de luz

hecho delirio

en el centro,

y seno de tu inmortal

presencia.

Mi adorable, Don:

mi palabra es entendimiento,

cuando calla tu voz

 

          XXI

Al borde del silencio

se quiebra tu blanca

esperanza, fiel

a mi compañía.

Mi fiel guardián,

mi compañero del alma,

pastor de mis sueños,

quietud de mis horas

amargas. Mi Don,

estrella y nube

en mi alma

de nieve.

        XXII

Quisiera adentrarte

a mi alma colmada

de pequeñas voces,

que evoca tu presencia.

Mi tierno Don,

todo un mundo

de poesía, navega

en el infinito encanto

de tu lastimera voz.

 

        XXIII

Silenciosa como luz apagada,

te asomas a la rendija

de mi alma,

fanal dormido,

bellota murmurante

de nave escueta.

Hábil ladrón de halagos,

te acuestas

con sueños dorados.

Mi dulce Don,

espina azucarada

de brincos y ensayos tiernos.

 

        XXIV

Tu voz es un pedacito

de halago,

que me llama,

y envuelve

a ser mañana,

crisol y cristal;

cuajada de leve

armonía mañanera.

Mi amado Don,

tu voz

cubre todo el universo

de mi alma.

 

        XXV

Misterioso como sueño

de niño, mi Don

avanza como bandera

blanca hacia la frontera

de la vida.

Avanza con el sueño

sideral, cobijado

en mi anhelo.

 

          XXVI

A veces, Don,

acaricia el follaje

terso de las nubes.

Acaricia,

y en cada tono,

su voz lastimera

enciende universos

de poesía.

 

     XXVII

Vengo  a solazarme

en tu inquieta alma

de cardo,

y caña brava de luz.

Vengo a buscar

en tu presencia,

mi querido, Don,

todas tus mañanas

nacida en los feraces

cañaverales ardientes

del valle Chicama.

 

        XXVIII

Mi Don, tus ojos,

luceros inmensos del universo,

suelen verter

en cada esquina

de mi alma,

en cada recodo

de tu pelo – algodón,

nube, follaje –

la palabra

cargada de poesía,

que te envuelve

en la eternidad

de mi canto.

 

        XXIX

Hasta siempre, mi Don,

flor y lucero,

imagen cósmica

de perrito fiel

amigo creciente

de luz angelical.

Mi corazón,

ascua que te espera.

 

         XXX

Muchas veces,

pase en vela,

aguardando

su regreso de asaz amical,

le busqué en mi corazón

donde ha hecho nido

su alma de perrito angelical.

Mi Don, cuanto afán,

mi alma busca

otra alma gemela.

 

     XXXI

Amanece, más rápido,

cuando Don, con su vocecita

se acerca a mi,

despertándome, juguetonamente,

como lirio de huerto.

Amanece, y en sus ojos

de almendra, Don,

sabe acariciar los días

donde duermen mis sueños.

 

      XXXII

Pienso que en el cielo

de Cartavio,

allá, muy alto y frío,

entre rosas y mariposas;

Don, suele jugar

con las nubes,

acariciar los rayos

del arcoíris,

saborear las horas

que nacen de su pelo de luz.

Pienso en Don,  en su alma

vive una haz de panoja,

cogido de cuarteles de caña

 

          XXXIII

Mi Don,

cariñoso, inefable

trepa a mi falda.

Generoso como el viento

acrecienta su afán

de gozo.

Mi Don,

sus ojitos y orejitas

en gratitud de amigos

traspasa el universo.

 

          XXXIV

El juego de mi Don,

perrito tierno y ejemplar:

En tu pelo, todo el cielo

nace bajo su voz

de noche.

Alegra mi casa

cuando ladra, y cómo

quisiera abrir el mundo

angelical

que vive en el.

 

       XXXV

¡Ah, mi Don¡,

saltarín y dulce

como arcoíris de paz,

en su boca, una colmena

de sabroso enjambre

se despierta en el amanecer.

Es mi Don,

mi ámbar

y sol vespertino.

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Comentarios +

Comentarios1

  • 🔥Ls. Angel

    Si que a sido querido el amigo Don
    35 estrofas le has dado..
    Yo aún de ella enamorado
    Falla en una y no le doy mi perdón...



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