vino traicionero
que prometes dicha
al bebedor que te empina;
al final eres espina
embarrada de desdicha.
Brillas como diamante,
cuando la luz te acaricia,
y seduces la mirada,
como mujer seductora;
emborrachas al que te busca
y le desnudas el alma,
y lo exhibes al público para su deshonra.
Tornas como a una tumba al que te desea,
un sepulcro que nunca se llena,
una sombra que huye de la luz,
la misma luz que ti te viste de deseo.
Vino, tú, ni siquiera respiras,
pero tienes el poder,
de hacer que dejen de respirar,
muchos de aquellos te desearon tanto.
Autor:Bernardo Arzate Benítez
- Autor: Bernardo Arzate Benítez ( Offline)
- Publicado: 20 de febrero de 2020 a las 02:06
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 63
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