**~Novela Corta - El Rostro en el Espejo - Parte VIII~**

ZMRS

El chofer salió airoso de la acusación. Pues, no era evidencia contundente. Y, la niña, se quedó en la casa de la dueña, pues, la aceptó la dueña como huérfana y adoptada. Pasó el tiempo, pues, el chofer y la niña, no se llevaban bien. Y aquel espejo, lo botó en la basura, la secta diabólica, fue reciclado y volvió y fue revendido en una tienda para muebles. La niña y la dueña de la casa, pasa por el escaparate, y la niña lo vé y siente un deseo muy fuerte de tener, otra vez. Y la dueña de la casa, pasa por esa tienda y le compra el espejo. Pues, era una suerte para su terrible soledad, no quedar más sola, y si yá tenía una compañía tan dulce como lo era esa niña, para ella. Cuando en el ambiente se dió lo que más quiso en ser. Y, la niña, colocó el espejo en la cocina, y todo, porque sabía en su subconciente de que si entraba, pues, tenía que salir con la pócima del veneno que confeccionaba la señora. Cuando en el alma, se dió más la luz del aquel reflejo en aquel espejo. Cuando la niña, sólo quiso ser como una heroína, pues, ella, sólo quiso salvar el corazón y la sangre de la señora de esa secta maleficiosa y diabólica. Pues, sí, colocó el espejo en la cocina, pues, allí, se sabía que ella, podía entrar y salir de aquel espejo. Cuando en la cocina se llevó toda su esencia y presencia, cuando en el alma se vió toda aquella luz desde su propia alma, hasta que se vió reflejada entre aquel espejo. Y era ella, la que guardaba en ella, todo dolor y, más, su propia verdad. Cuando en aquella cocina se vió lo que más se aconteció un veneno en aquel ingrediente para el “gourmet” del chofer. Y ella, dice el conjuro para poder entrar al espejo y lo deja por escrito, que ella sólo pertenecía al espejo mágico. Y dice, -“purtroppo, purtroppo, purtroppo, disgelo in me tutto tuo”-, y se adhiere al espejo. Buscando un tiempo, un sólo tiempo, como un sólo deseo. Cuando en el alma se vió reflejada en un sólo espejo, en una sóla magia del aquel espejo, donde ella pertenecía. Cuando en el ambiente, sólo ocurrió lo que ocurrió, un sólo desastre en ver y sentir en lo que ella le gustaba que era pertenecer al espejo. Y dejó escrito todo, en la gaveta cerca del armario en la cocina. Y ella, la dueña de la casa, toma el papel y, por supuesto, lo lee y lo guarda, mira el espejo y salió una bella y hermosa mujer de ojos azules y de color rubio sus cabellos. Cuando en el reflejo salió una bella y hermosa sonrisa de toda una mujer con belleza, elegante, con postura, y con candidez. Pues, era sus ingredientes favoritos para pertenecer al club de las del espejo. Fue y será, ella, la mujer del rostro en el espejo, la que dijo su verdad y nadie le creyó. Tenía sólo una sola esperanza, sólo una lanza la que hoy era como flecha de un cupido para poder salvar la vida de la dueña de la casa. Y era, ella, sí, ella, la del rostro en el espejo. La niña que guardaba su esencia, y más su candidez, entre aquel espejo en que ella guardó su más cálida presencia para un hombre que enamorara a su débil corazón, pero, fuerte su propia alma, aunque no tenía corazón, sólo sabía que el amor existía. Y delante de la señora salió de aquel espejo dejando una terrible e imborrable marca en su rostro, y la señora sólo quedó petrificada y estupefacta, cuando vió salir a esa mujer convirtiéndose en una niña hermosa y con una dulzura increíble. Pero, la niña no recuerda nada, sus recuerdos pertenecían al espejo, dando ínfulas a la magia del espejo. Cuando en el espejo sólo halló lo que nunca, un reflejo donde el alma creció como nunca. Cuando en el camino sólo halló lo que nunca, una sola verdad y que le... ¿creyó la señora?, pues, sí. Ella, sólo ella, quiso ser como el espejo, inmensa como su gran belleza, elegante con su gran ilusión de ser una mujer esbelta, y postura donde su cuerpo hallaba su mejor “glamour” y candidez porque era todavía una mujer en que se convertía en toda una niña. Y, supo algo, que en el espejo sólo solía saber que el alma se debatía entre la verdad y la sola verdad. Cuando en el alma se debió de amarrar al espejo, sólo al espejo. Y era, ella, la del rostro en el espejo, la que quería que su verdad se supiera. Y la señora, la dueña de la casa, sólo se preparó como nunca, en hacer valer la verdad, de la del rostro en el espejo.



Continuará……………………………………………………………………………………….                          

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 22 de febrero de 2020 a las 00:02
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 47
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