Mi soledad no son lágrimas, mi soledad no es amargura
Mi soledad es la compañera fiel que asume mis dolores
Que envuelve mis días en la bruma de espera
Que contempla la ola para empaparme de espuma
Y ustedes mis niñas, son la luz, son la esfera
Son el ala vigorosa que me lleva a la nube
Son la péndola frágil con que escribo la historia
Son arrullo, quietud, son edad y primavera
Hijas mías, que secan mi llanto
Hijas mías de la risa y el encanto
Hijas mías, del valor y el consuelo
Hijas mías, seré luchador y guerrero
Inocentes azucenas ante mis ojos longevos
No caminen de prisa ante la infinidad del sendero
Den firmeza a sus nombres con el amor del supremo
Y ante el desdén y el hastío, hagan valer la pasión, el perdón y el coraje
Cuando la muerte implacable acabe con mi osadía
Cuando el tiempo tirano ponga fin a mis días
Llévenme en su recuerdo para mantener vivo mi verbo
Para que el olvido no llegue con su bruma y su frío
No sigan mis pasos, trace cada una su propio sendero
Yo seré el azimut y ustedes la huella
Yo seré el horizonte, ustedes el camino
Yo seré el infinito, ustedes la mirada
Y a Sol que ilumino mi vida, te dejo la esperanza
Que tu pecho sea nido para la bondad y el aliento
Que tu alma de ángel se mantenga en la niña
Cuando el tiempo te obligue a dar paso a la doncella
Existir es una lucha que se mantiene constante
Nacemos para vencer, ante el odio y la ofensa
Orar sin temor, perdonar sin condición, amar con pasión
Son las reglas que les dejo para cerrar las heridas
No den culto a vanidades, la hermosura es flor que se marchita
Atiendan la realidad de sus vidas sin la futilidad que piden las masas
No busquen el aplauso o el oropel engañoso al que llaman gloria
Sean felices, escriba cada una su propia historia
Para escapar de este mundo, no necesitan hipocresía
Para alcanzar las alturas, nunca vendan sonrisas
Para vencer la tristeza, no escapen, no huyan
Para alcanzar las alturas, solo basta el anhelo
No se hereda la culpa, no se hereda la condena
No se es siervo del pecado, es decisión, consecuencia
No se finge el consuelo, no se miente en la entrega
No se apaga la ilusión hasta que el corazón se detenga
No se abren las heridas para verlas sangrar de nuevo
No se nace a la infamia, a la abyección o la vileza
No justifiquen sus actos en un dogma o un está escrito
Sean pasión, sean entrega, sean verdad y principios
Cuando la luz de mi vida llegue ya a su agonía
Cuando cada sonido haya muerto y la mirada sea un recuerdo
Cuando el pensamiento haya dado paso a una mirada al cielo
Recuerden siempre estos versos. Yo estaré aquí: Nunca me he ido
Yo anhelo partir primero, una flor en mi sepelio
La sencillez con que he vivido, quiero que perdure en el tiempo
Mi amor desenfrenado como estatua y mausoleo
Mis hijas como legado, mis nietos como esperanza, Y Flory como mi Diosa
- Autor: Jose Barrientos (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 25 de febrero de 2020 a las 13:08
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 36
- Usuarios favoritos de este poema: Jhon Deivy Torres Vidal
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