Recuerdo muy bien sus ojos de ensueño,
hermosos y grandes, de intenso oscuro;
pensaba yo al verlos: tendrán seguro,
igual que su amor, venturoso dueño.
Recuerdo muy bien sus ojos de ensueño,
hermosos y grandes, de oscuro intenso;
y, cuando los recuerdo, siempre pienso
en quién será el afortunado dueño.
Y envidia sana siento yo de aquel
bendito que disfrute esa mirada,
la noche entera, hasta la madrugada,
dichoso entre los brazos de Raquel.
Y pienso en esos ojos que recuerdo,
sintiendo sana envidia del presunto
bendito usufructuario y me pregunto
que cómo puede mantenerse cuerdo.
© Xabier Abando, 08/09/2019
- Autor: Xabier Abando ( Offline)
- Publicado: 1 de marzo de 2020 a las 00:29
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 107
- Usuarios favoritos de este poema: Jorge Horacio Richino, Flor de otoño
Comentarios1
Saludos Sr. Abando a usted ...y a Raquel.
Afectuosos saludos, Sr. Ratia. Muchas gracias por la visita y comentario.
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