Testamento
sabiendo yo bien que el tiempo es perecedero;
aspiro curarme en salud;
que la eternidad no es asunto pendenciero:
no aspiro erigir un azud.
ustedes todos, mis amados:
saben que todo lo mío de ustedes es,
salvo este cuerpo tan jamado,
del que anhelo decirles cómo disponer.
en mis últimos momentos no quiero curas;
menos buenos samaritanos;
o ilusos que quieran legar sus amarguras,
haciendo señas con sus manos.
que no quiero ningún santo unto;
que un padre nuestro mucho menos ellos recen,
aunque les cause harto barrunto;
ni avesmaría, ni rosarios que embrutecen.
no quiero plañideras, ni burdos rosarios;
no cuenten cuentas del anuario;
que no doblen las campanas del campanario:
sin misas y sin novenarios.
sin gomorresinas fragantes,
no paguen a curas bribones para ungirme;
sin santos humos asfixiantes,
no se merecen treinta siclos de plata firme.
el mito de volver a la gloria de dios,
de honras por pseudoparaísos,
demostró la incapacidad del buen ladrón,
por expiar como los indecisos.
no prohíban mi soñolencia;
que ningún gazmoño me quiera santiguar;
que no me carguen con su ciencia;
que se la ahorren, si tuviesen qué ahorrar.
así, me rehúso dormir en panteones,
pernoctar en cajas con cruces,
prefiero cenizas, a dormir con leones.
o falsos que caen de bruces.
esto es con lo que yo me quedo:
―sin biblias, ni cantos, sin beatos, ni santos;
que si no hay pecados ni credos―
como es el álamo: indomable, sin quebrantos.
- Autor: SERGIO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de marzo de 2020 a las 14:35
- Comentario del autor sobre el poema: Refleja la esencia de mi ego. Sin ataduras a ninguna figura ni imagen virtual impuesta por autoridad alguna. Un estado de rebeldía y juventud salvaje.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 17
- Usuarios favoritos de este poema: SERGIO MANZO ANDRADE
Comentarios1
Coherente. Saludos, Sergio.
Gracias por leerme
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