I
Fuera porque cada que cae el ocaso,
creo verte llegar como siempre,
con el tiempo escaso,
lista para partir sin saludar siquiera,
tomado las riendas de tu vida
y convirtiéndote ahora tú en mi ocaso.
La soledad fría como tus besos
empapan de llanto el corazón que anhela
que tus pasos no te lleven lejos,
no hay peor lucha que la infinita espera.
II
Era un país lejano,
lleno de naranjas y uvas,
y olores del mediterráneo,
cuando un sueño se forjó
y tornóse de pronto en aventura
Una niña de ojos hermosos,
indomable como su rojiza cabellera,
hizo preguntas sobre el cielo
sobre el mar y las estrellas.
Más el viento le respondió
a estas y aquellas preguntas.
Con el tiempo leía las señales en el cielo.
Y dibujaba los sueños en el suelo.
III
En tus ojos puedo ver
la verdad de tu valor
pero otros mundos quieres ver
y soñar con otro amor
El ocaso nos dirá
que es el tiempo de partir
y tus sueños de cristal
tendrás ahora que vivir
Las señales en el cielo
para algo te han de servir
y tus dibujos en el suelo
pronto los he de cubrir
Con el llanto anegado
de un tipejo que desde siempre sabe
de la valentía su pago
y que las guerras son cobardes...
- Autor: Claroscuro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de marzo de 2020 a las 18:45
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 70
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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