Pienso que te leo
y que disfruto en la lectura
porque me haces ir a la poesía,
regresando así, a otro tiempo pasado
donde saboreaba la vida
y la veía en todo su esplendor.
Pienso que me gustaría explicarte
bien todo esto
pero ni siquiera, yo mismo,
sabría decirme, ahora,
el motivo de esta reaccion
tan maravillosa.
Pienso que quizás sea porque tus letras
tienen una "magia especial" para mí,
y las vea, me enganchen y atrapen
haciendo renacer algo que creía apagado,
eternamente.
Pienso que también es posible
que crea ver algo
más allá de las mismas,
algo que ni yo mismo
sabría definir con palabras
y que solamente la poesía, y los suspiros,
pueden explicar.
Pienso que a lo mejor son los latidos infantiles
que tratan de que no muera nunca
el "niño"
que todos llevamos en el alma
y que dicen, en silencio,
que me anime y que luche,
con todas las fuerzas,
para buscar en tus letras
la esencia de la vida,
esa que algunas personas
buscamos muy lejos,
en otros mundos y lugares,
y en sueños imposibles,
cuando, la realidad,
(y en nuestra realidad),
la vida, con todos sus matices y colores,
la tenemos cerca, ¡muy cerca!,
y esa poesía, la auténtica,
está tan cerca que todos los días
sale a nuestro paso y nos saluda,
nos abraza
y hasta nos acaricia la cara
y el cabello,
con ese suave soplo de la brisa
que nos manda el nordeste
con un beso.
Pienso que debo decirte lo que pasa por mi alma,
mientras ella, se estremece, con tus letras,
y busca esa palabra, entre tus labios,
la palabra para contestarte,
la palabra vacilante del papel y la cuartilla,
la palabra, tartamuda, que no llega,
y que busca, en las pupilas de tus versos,
el poema floreciente de unas letras
con tu vida y poesía...
Rafael Sánchez Ortega ©
08/02/20
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 9 de marzo de 2020 a las 07:51
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 55
- Usuarios favoritos de este poema: Texi, Yamila Valenzuela
Comentarios1
Ah! Que delicia de poema.
Siempre he dicho que mientras se respire, la esperanza, las ilusiones, los sueños; no deben morir. Lo importante es mantener ese niño que todavía vive en nosotros, despierto y hablar, cuando se crea necesario, jamás callar.
La edad no es sinónimo de dejar de soñar, y tratar de hacer esos sueños realidad.
Me encantó.
Apapacho querido Rafael.
Gracias por tus palabras Yamila.
Un abrazo.
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