En realidad todo pasó en un momento
y fue algo instintivo,
mis manos te buscaron
y encontraron tu cuerpo.
Miré tus ojos profundamente
y nuestras pupilas se fundieron
en un mismo sueño.
Sentí estremecerse tu cuerpo,
y el mío también se estremeció.
Fueron unos segundos, quizás unos minutos,
pero fue un tiempo interminable,
y que hace que vuelva a estremecerme al recordarlo.
¿Qué estaba pasando y qué fue lo que ocurrió?...
Esa es la pregunta que me hice entonces
y que hoy, años después,
da vueltas y vueltas en mi cabeza.
En realidad fueron nuestros sentidos,
nuestros ojos, los que buscaron,
los que bailaron aquella extraña danza,
de amor entre la niebla,
y los que se cubrieron de besos invisibles.
También los corazones quisieron participar
de aquel baile tan íntimo
y empezaron a danzar y a galopar
en nuestros pechos,
siguiendo un ritmo inusual y lleno de magia.
Recuerdo que unas lágrimas, rebeldes,
acudieron a mis ojos
y, que también miré los tuyos
que estaban inundándose
de una lluvia fina y menuda.
Los besé y sequé, en aquella soledad tan infinita,
y también tú diste vida y colorido a los míos
al dejar, en ellos, la brisa de la vida.
Recuerdo que tras ese instante de magia
volvió a surgir la poesía,
vibraron de nuevo los corazones
y los cuerpos sintieron la caricia
del sol en su piel.
¡Estábamos, de nuevo en el presente,
teníamos una razón para vivir,
ansiábamos la vida
y queríamos vivirla intensamente!
Quizás, la respuesta
a la pregunta de antes es que:
¡éramos jóvenes,
que nos queríamos
y que nos amábamos,
pero también puede
que estuviéramos equivocados...!
Rafael Sánchez Ortega ©
09/02/20
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 11 de marzo de 2020 a las 08:11
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 32
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela
Comentarios1
Hay amigo, difícil entender porque cometemos tantos errores en la juventud. A veces si y otras no. Pero como nunca lo sabemos pir anticipado lo mejor es vivir el momento.
Precioso. Un placer leerte. Saludos
Gracias por tu comentario Nuria.
Un saludo.
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