Existen buques que resguardan memorias
signos mutilados que exigen su tributo de sombras
rosas exterminadoras que embriagan todavía
penumbras deterioradas que barren como láseres
las azoteas del escorpión.
Existen zonas en lo oscuro: pesticidas invaden
los rencores de las habitaciones, y el remordimiento atraviesa,
como una sustancia
estática que, ante la locura, abre como pistilos, la existencia
ante los ojos.
Sí: el delirio obliga a los habitantes a suplir luz de luna
o baño de escanciadas fuentes.
Sí: la locura ahora se retuerce fríamente,
y comen de la mano del presidente, los directores
del manicomio.
Sí: los propietarios del sueño dignamente suspenden
la distancia entre las órbitas terribles.
Pero habrá un dominio de estambres que sacudirá
los despojos luminosos. Habrá una escuálida insistencia
de reptiles que emitirá su contagio de azucenas ante los féretros.
Y una niña, vestida de blanco, guiará su beso hasta el cráneo
de los imbéciles-.
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