En una fuente de greda
de la casa en la mesa
una ciruela vieja
con arrugas en la piel
era un hecho cruel
que la vida le depara.
Y dentro de una jarra
de uva un racimo
exprimido y convertido
en jugo vinoso agrio.
Miraba un tierno durazno
que sonreía halagado
de compararse de lado
con tan viejos exponentes.
Pronto de un momento
a otro asomóse un gusanito
con una gran sonrisa.
Pobre durazno, no cabía
en su piel doradita
le cantaba, jovencito
solo te queda el cuesco
y mucho ya comidito.
- Autor: Tú me interesas (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de marzo de 2020 a las 14:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 29
- Usuarios favoritos de este poema: Yamila Valenzuela, Eli R
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