Cuarenta estudios del amor y una canción desesperada SP.40-80 N°39 op. 136 SP.78 "Puedo escribir los versos más tristes ésta noche"

Juan Gress

Cuarenta estudios del amor y una canción desesperada

Puedo escribir los versos más

tristes de esta noche fría,

versos que son

tristes como

la noche tristear.

Puedo escribir, por ejemplo

la luna se inunda del oasis

del manantial de la

lluvia durmiente.

Tus ojos están en un

lirio que se erra en

el día mísero

y taciturno.

La llama roja efímera

del ataúd de la calma

entumecida por el 

dolor de perder

a su amada.

La noche está triste al

saber que su luz pronto

extinta va a ser.

Tristeza a sus ojos

 quemados por el agua

del río de la cueva

oscura.

Puedo escribir los versos más

tristes de esta noche fría,

noche soñadora.

Yo la tuve una vez

entre mis brazos,

su cabecita recostada

en mi antebrazo parece

que estuviese tocando

las nubes color amor

del cielo de su mirada.

Puedo escribir los versos más tristes 

de esta noche solitaria.

Ella me quiso, lo sé, yo también

la quiero y la necesito,

observar cada detalle

de sus ojitos cafés.

La tuve entre mis sueños, en mis

momentos felices,

Ella era mía, yo era suyo,

hasta que el suburbio

de la noche regida por

el día, me la quitó.

Puedo estar solitario en

la noche fría y en el

día estar solo, pero

recordándola.

Puedo escribir los versos más 

tristes de ésta noche,

los búhos tiritan desde el azul

oscuro de sus cantos.

Los pájaros cantan, me llaman

con su cantar,

mientras yo, Ah, mientras yo sólo

estoy llorando acompañado

de sus ojos llorando

en los ojos de la luna

azul pardo grisaceo.

Con otro ha de estar, como antes

de mis besos de amor,

Tal vez ya no la quiero, pero

la quiero en mí.

Es tan corto el amor, pero

es tan largo el olvido, es

tan corta la noche y es

tan largo el día sin su mirar.

A veces decido dejarla ir

y a veces no,

¡Tengo miedo vivir, vivir 

sin ella!

Todavía llevo grabado su

nombre y su cara en

mi corazón que 

vive soñando por

ella.

Tal vez si ella estuviera

a mi lado,

abrazándola,

besándola,

acariciándola,

nunca la dejaría partir.

Ah, si el día entendiera

que la necesito,

Ah, si tan sólo ella estuviera

en mí y besarla,

Ah, si ella supiera que

todavía la amo,

Ah, qué tan sólo estaría

sin su mirada.

Mi corazón  la necesita 

como mis ojos necesitan

el brillo de sus ojos.

Puedo escribir los versos más tristes

en esta noche sin vida,

Pues he perdido a mi amor de

mis ojos, pero la he recuperado

esta vez.

La he recuperado otra vez en

mis sueños, pero en la

vida real aún no

la tengo.

Ah, si sólo pudiera regresar el

tiempo y volver a

conocerla, de volver

a mirar sus ojos 

por primera vez.

Si pudiera el viento buscar

sus oídos escucharán el

tono de mis palabras

que la quieren amar

aún en este valle de

lágrimas 

desesperadas 

y escuchar a mi

corazón enamorado.

El viento de la noche gira

en el cielo y canta tu

nombre silencioso.

Puedo escribir los versos más

tristes esta noche callada,

Yo la quise, y a veces también

me quiso.

En sueños como éste la tuve

entre mis brazos y la

besé bajo el cielo

estrellado, infinito.

Alguien a lo lejos canta.

Alguien a lo lejos. Mi alma

no se contenta con

haberla perdido

entre el bosque nocturno.

Es tan corto el amor y es

tan largo el olvido,

Pues cómo no amar 

sus ojos brillar grandes.

Puedo escribir los versos más

tristes ésta noche,

Pensar que no la tengo y

sentir que la he perdido.

Oír la noche estrellada inmensa,

inmensa sin tu amor,

Pero la noche esta conmigo,

pero no tengo tu amor.

Sentir que no te quiero en

mis días de mi pronta

agonía de mis

tristezas.

Ya no te quiero, es cierto,

pero cuánto te quise.

De otro. Será de otro.

Sus ojos, su cuerpo

claro como la

nieve,

Ah, sus ojos infinitos.

No la quiero tal vez, es cierto

tal vez la quiero demasiado,

Es tan corto el amor y

tan largo el olvido.

Todavía la sigo queriendo,

la sigo amando,

la sigo deseando.

En la semblanza de la

noche fallida, alcanzo

mi sueño ahínco

y emblemático.

Estupor de caricias,

hago caer las

estrellas, caer

a tu mirada

atónita 

y

desmentida.

Porque en sueños de noches como

ésta, la tuve entre mis labios y

en mis brazos.

Mi alma no se contenta con

haberla perdido.

Aunque éste sea el último

dolor que ella me causa,

y estos versos póstumos 

que yo le escribo.

Puedo escribir los versos

más tristes

ésta noche.

Y la noche el alba mía de

mis recuerdos 

deja caer la noche estrellada

al horizonte vacío.

Mi callada niña, niña de mi

amor que encendiste

el amor por ti.

Oh, flor más bella del campo,

déjate caer al rocío

para besarte.

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