Cuarenta estudios del amor y una canción desesperada
Puedo escribir los versos más
tristes de esta noche fría,
versos que son
tristes como
la noche tristear.
Puedo escribir, por ejemplo
la luna se inunda del oasis
del manantial de la
lluvia durmiente.
Tus ojos están en un
lirio que se erra en
el día mísero
y taciturno.
La llama roja efímera
del ataúd de la calma
entumecida por el
dolor de perder
a su amada.
La noche está triste al
saber que su luz pronto
extinta va a ser.
Tristeza a sus ojos
quemados por el agua
del río de la cueva
oscura.
Puedo escribir los versos más
tristes de esta noche fría,
noche soñadora.
Yo la tuve una vez
entre mis brazos,
su cabecita recostada
en mi antebrazo parece
que estuviese tocando
las nubes color amor
del cielo de su mirada.
Puedo escribir los versos más tristes
de esta noche solitaria.
Ella me quiso, lo sé, yo también
la quiero y la necesito,
observar cada detalle
de sus ojitos cafés.
La tuve entre mis sueños, en mis
momentos felices,
Ella era mía, yo era suyo,
hasta que el suburbio
de la noche regida por
el día, me la quitó.
Puedo estar solitario en
la noche fría y en el
día estar solo, pero
recordándola.
Puedo escribir los versos más
tristes de ésta noche,
los búhos tiritan desde el azul
oscuro de sus cantos.
Los pájaros cantan, me llaman
con su cantar,
mientras yo, Ah, mientras yo sólo
estoy llorando acompañado
de sus ojos llorando
en los ojos de la luna
azul pardo grisaceo.
Con otro ha de estar, como antes
de mis besos de amor,
Tal vez ya no la quiero, pero
la quiero en mí.
Es tan corto el amor, pero
es tan largo el olvido, es
tan corta la noche y es
tan largo el día sin su mirar.
A veces decido dejarla ir
y a veces no,
¡Tengo miedo vivir, vivir
sin ella!
Todavía llevo grabado su
nombre y su cara en
mi corazón que
vive soñando por
ella.
Tal vez si ella estuviera
a mi lado,
abrazándola,
besándola,
acariciándola,
nunca la dejaría partir.
Ah, si el día entendiera
que la necesito,
Ah, si tan sólo ella estuviera
en mí y besarla,
Ah, si ella supiera que
todavía la amo,
Ah, qué tan sólo estaría
sin su mirada.
Mi corazón la necesita
como mis ojos necesitan
el brillo de sus ojos.
Puedo escribir los versos más tristes
en esta noche sin vida,
Pues he perdido a mi amor de
mis ojos, pero la he recuperado
esta vez.
La he recuperado otra vez en
mis sueños, pero en la
vida real aún no
la tengo.
Ah, si sólo pudiera regresar el
tiempo y volver a
conocerla, de volver
a mirar sus ojos
por primera vez.
Si pudiera el viento buscar
sus oídos escucharán el
tono de mis palabras
que la quieren amar
aún en este valle de
lágrimas
desesperadas
y escuchar a mi
corazón enamorado.
El viento de la noche gira
en el cielo y canta tu
nombre silencioso.
Puedo escribir los versos más
tristes esta noche callada,
Yo la quise, y a veces también
me quiso.
En sueños como éste la tuve
entre mis brazos y la
besé bajo el cielo
estrellado, infinito.
Alguien a lo lejos canta.
Alguien a lo lejos. Mi alma
no se contenta con
haberla perdido
entre el bosque nocturno.
Es tan corto el amor y es
tan largo el olvido,
Pues cómo no amar
sus ojos brillar grandes.
Puedo escribir los versos más
tristes ésta noche,
Pensar que no la tengo y
sentir que la he perdido.
Oír la noche estrellada inmensa,
inmensa sin tu amor,
Pero la noche esta conmigo,
pero no tengo tu amor.
Sentir que no te quiero en
mis días de mi pronta
agonía de mis
tristezas.
Ya no te quiero, es cierto,
pero cuánto te quise.
De otro. Será de otro.
Sus ojos, su cuerpo
claro como la
nieve,
Ah, sus ojos infinitos.
No la quiero tal vez, es cierto
tal vez la quiero demasiado,
Es tan corto el amor y
tan largo el olvido.
Todavía la sigo queriendo,
la sigo amando,
la sigo deseando.
En la semblanza de la
noche fallida, alcanzo
mi sueño ahínco
y emblemático.
Estupor de caricias,
hago caer las
estrellas, caer
a tu mirada
atónita
y
desmentida.
Porque en sueños de noches como
ésta, la tuve entre mis labios y
en mis brazos.
Mi alma no se contenta con
haberla perdido.
Aunque éste sea el último
dolor que ella me causa,
y estos versos póstumos
que yo le escribo.
Puedo escribir los versos
más tristes
ésta noche.
Y la noche el alba mía de
mis recuerdos
deja caer la noche estrellada
al horizonte vacío.
Mi callada niña, niña de mi
amor que encendiste
el amor por ti.
Oh, flor más bella del campo,
déjate caer al rocío
para besarte.
- Autor: Juan Gress (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 22 de marzo de 2020 a las 18:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Juan Gress, alicia perez hernandez, Yamila Valenzuela
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