Haz la guerra en casa y no el amor.

Es un esfuerzo sobrehumano para ganar “la guerra” estar en casa.

Aunque yo no creo que estemos en guerra.

No hay canciones, ni himnos a los soldados que están en la barricada  de su hogar.

Tenemos  un problema de salud que se gana en casa,

Y una revolución pendiente,

que quieren ahogar en un guerra para que no haya una revolución.

De momento hemos ganado la indulgencia plenaria de Papa.

El papa Francisco I nos absuelve de todos nuestros pecados dada la excepcionalidad de la crisis mundial.

Hay quien le ha respondido:

Quizás porque Dios nos la ha mandado.

Hoy en Vall d´Uixó he conocido la noticia de los primeros muertos.

He escuchado la noticia de tres fallecidos.

Están perdonados de sus pecados. Nadie puede confesarles.

Tampoco se ha hecho público como en otras ocasiones, según la extraña costumbre local.

La costumbres es que un coche anuncie quien era el fallecido, el apodo, donde será el entierro, la hora del mismo.

Sería absurdo hacer esto, porque nadie iría al entierro por muy querido que fuera el difunto..

Así que la muerte queda en algo personal estos días, para uno mismo.

Tal y como hemos vivido: para uno mismo, donde la realidad era la de cada cual,

Y ahora la realidad se ha convertido en muerte.

En Vall d´Uixó preocupa para continuar la vida: la falta de solidaridad.

Yo la lloro como a la muerte.

Hoy he inventariado mis recursos para el encierro bajo el agua:

leña, alimentos, agua, butano…

Llueve desde hace una semana.

EL cielo está más azul que nunca desde que no vuelan aviones.

Y hay pájaros por todas partes cantando que forman un gran  y terrible silencio.

Angelillo de Uixó.