Una vez, siendo un chamito, me fui de paseo, con mis amiguitos, y vislumbré en el camino, una linda estrellita, que, con el candor de su luz, insufló mi espíritu. Nos miramos y ambos sonrojados, sonreimos. En ese instante me enteré que de ella, me enamoré. Luego, tomados de las manos, llegamos a río Caribe, y ante las aguas cristalinas y el verdor del paisaje, con el sol sobre nosotros y el azul del cielo contempladonos; nos besamos! Ese imborrable momento, afloró en mi tierra natal, allá en Arenas, cerca de Cumaná. Una historia de amor dulce y eterna, digna de evocar. Recuerdo que fue una mañana, dulce, fresca y tropical, en plena mocedad,nos reunimos en la esquina de Vidal, estabamos motivados, dispuestos a disfrutar, un día de campo y afecto singular. Trazamos la ruta, del Tintero a La Cabaña, y advino la odisea. Entre cañaverales y arboledas, hicimos la caminata de la amistad primaveral y un hito trascendente, nos pudo alumbrar. Anduvimos el claro destino con entusiasmo desmedido y ocurrió, que cuando nos vimos ella y yo, quedamos hechizados, y nuestras almas mozas, se juntaron. Fue, en ese itinerario hacia la Hacienda La Cabaña, cuando de ella quedé enamorado, y por vez primera, la cortejé, sin ser ese el plan, asi sucedió, como cosa de Dios. Entonces el amor nos atrapó, cuán antorcha nos guió, y pudimos bordar un relato de pasión. Así nació un primogénito amor, el de los dos, siempre tan digno, que aún late en mi corazón, como si fuese hoy. Un amor incipiente, un amor para siempre, le dio sazón a la vida, reflejando que el primer amor, nunca se olvida.
- Autor: Rafael Parra Barrios (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de marzo de 2020 a las 19:46
- Categoría: Amor
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: Rafael Parra Barrios, alicia perez hernandez
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