Aquella tarde
pasaron muchas cosas
y no te vi.
Sentí tristeza,
al ver que no llegabas
entre tus versos.
Esas caricias
en forma de palabras
y tus poemas.
Pero no importa,
debía superarlo
y te escribí
Te hablé a lo lejos,
sin voz y sin palabras,
solo mis dedos.
Ellos trazaron
los signos y las letras
que les dictaba.
Lo que pensaba,
aquello que soñaba,
lo que sentía.
De vez en cuando
miraba tu ventana
con ilusión.
Llegó la noche,
y tú, preciosa luna,
me diste un beso.
Rafael Sánchez Ortega ©
18/02/20
- Autor: Pyck05 ( Offline)
- Publicado: 31 de marzo de 2020 a las 07:05
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 37
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.