Nos conocimos en primavera, lo recuerdo muy bien.
Era una de esas tardes, de sol templado y fino...
Intimamos sin gran esfuerzo, con sensatez y mucha
sinceridad por ambas partes, desde ese preciso
momento, fuiste para mi, como una enredadera...
Me diste, el rosado de tus mejillas, y yo te ofrecí,la
sal de mi salina.
Navegamos juntos sin bandera, por el mar de la
dicha y la espina.
Y siguiendo por nuestro camino, decidimos no
hacer caso alguno, a los comentarios salidos de
la boca torpe de la gente, convirtiéndonos en
amor de un solo puente.
- Autor: emiliodom ( Offline)
- Publicado: 2 de abril de 2020 a las 04:47
- Categoría: Amistad
- Lecturas: 45
Comentarios1
Hermoso poema como las calles de la nueva españa dijera algun dia el pensador mexicano.
Muchas gracias por tu comentario Frenk 123
Un saludo
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