Revoloteaba a tu al rededor,
de un bello marrón
un pequeño ruiseñor.
Te acompañaba con su canto
en todo momento; no había llanto
ni tampoco espantos.
Eras dichosa y siempre feliz.
El ruiseñor era tú botín;
la pureza de tu alma gentil.
¿Pero como saberte bendecida
y llena de fortuna?
¿Si tu alma es bella y pura?
Basta que se pierda el ruiseñor,
que alce su vuelo al sol
y tu existencia se rompe en dos.
Basta un minuto, un instante
y todo se pierde
incluso la lucidez de tu mente.
No eres ser ni tampoco persona
eres ruiseñor y solo cantas,
y cantas a la soledad de tu alma.
No puedes parar el gruido
y el silencio comido
se desborda en sonidos.
Y alzas en castaño vuelo,
la búsqueda de en un hombro
donde desovar tu canto.
Y no eres más persona
ahora revoloteas
y como ave solo cantas.
Esclava de tu magnificencia
y del silencio que no se calla,
ahora tu pico lo exhalas.
- Autor: Simon Naveros ( Offline)
- Publicado: 2 de abril de 2020 a las 19:15
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 22
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