Si me lees, perdóname.
Creo que olvidé tu nombre,
dime que tú olvidaste el mío.
Era ignorante, una niña y otra marioneta.
Me retracté y me convertí
en el hazmerreír de Dios.
Disculpas me gustaría pedir,
pero la poca dignidad que dejaron
solo me permite escribir estos versos.
Por favor, olvídame y, si me lees, perdóname.
Comentarios1
Te honra este poema. Precioso. Un placer leerte. Saludos
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