Tras una ventana, una cálida tarde en mi piel esparcía
Era como si aquellos árboles de naranja suspiraran al vernos pasar
Pensando en cómo en un mundo con tanta agonía
Un rostro lograba el paisaje adornar
En mi bolsillo derecho un poema tu nombre llevaba
Y en el izquierdo el esbozo a grafito de un retrato
De una dama que en anonimato,
Tatuó su sonrisa en mi curiosa mirada
Estaba triste yo, y mis ojos pesaban
Consolabas fríamente a quien hiciste sufrir
Cuando tu voz me calmaba, haciéndome entrar en un sueño
Y como un niño en tus brazos me dispuse a dormir
En aquel sueño me hallaba cruzando el mar en un pequeño barco sin velero
En la inmensidad de la luna se divisaba una luz titilando
Una pequeña luz verde con un haz misterioso se acercó y me dijo:
“¿Acaso eres tú quien me anda buscando?”
Di un paso atrás y quedé sin aliento
Aquella voz dulce el océano lograba teñir
Pero no respondí, y con la misma voz de ángel exclamó tan coqueta:
“Sé que hay algo que me quieres decir”
—¿Por qué lo preguntas? Respondí
¿Me delato tanto cuando estoy enamorado?
Y aquella voz comenzó a reír,
“¿Qué sentido le encuentras a forzarte fingir?”
—Si te digo te miento, y no quiero mentir. Pues por esa razón es que amo dormir.
Pero quizás puedas aconsejarme,
¿como despego de mí los demonios que me causan unos ojos tan bellos?...
“En realidad los demonios solo existen cuando crees en ellos”
—¿Por qué pienso en ella al mirar las rosas?
¿Por qué la veo en sueños todos los días?
¿Significan algo esas miradas perdidas?
O...
¿Tendrá ella acaso ese mismo sentir?
“Si te digo te miento, y no quiero mentir”
—Sueño cada día con ese mismo Romance etéreo. De sus gestos, de su risa, y de su amor ser dueño... Tú no entiendes el dolor que causa que cada aventura sea solo un sueño.
¡Con todas mis fuerzas se lo quiero decir!
“Encarnarás el dolor de una vida entera si decides huir”
Aquella luz parecía conocerme, y a mí me parecía conocer esa forma de hablar
Que con piadosa curiosidad dijo en un susurro:
“¿Ya por fin me vas a contar?”
Una tormenta atacaba el pequeño barco débil
Y como gélidas manos sopló entonces la brisa
Pero estaba alegre, pues al menos en sueños
Lograba a la princesa sacarle una sonrisa
De repente hubo niebla, y las luces y voces se fueron
Flores marchitas del agua comenzaron a salir
Y cuando me disponía a contarte lo que querías oír
Traicionándome, desvaneciendo aquel sueño, mis ojos se abrieron
- Autor: DiegoGarro233 ( Offline)
- Publicado: 4 de abril de 2020 a las 23:14
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 14
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