Eran senderos nuevos las baldosas
de las calles gastadas
en aquel tiempo gris.
Eran desfiladeros los pasillos
de la vieja vivienda de mi infancia.
Universos los patios, regiones las ventanas,
fortunas los juguetes
en aquel tiempo gris.
La mano de mi madre fue la brújula
que señalara nortes protectores,
el puente que salvara precipicios
y la nave que hendió con sutileza
mares y vendavales con inmutable rumbo.
La mano de mi madre, descuidada de ausencias,
sigue anidando en esta perplejidad de hoy;
maternal placidez de suavísimo cirio
cuyo aroma redime sonrisas y atriciones,
cuya luz desenlaza promesas y quebrantos
sobre el ara de un tiempo, no menos gris que aquel
en el que tanta vida no temía
la quietud del crepúsculo.
PABLO CABRERA, 29 DE MARZO DE 2020
- Autor: Pablo Cabrera (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de abril de 2020 a las 14:31
- Comentario del autor sobre el poema: Ilustro este pequeño homenaje a nuestra madre, en forma de poema, con dos instantáneas desbordantes de nostalgia: en la primera aparezco yo tomado de su mano, pequeño y desconocedor de futuras ausencias y perplejidades; en la segunda es la mano de mi hermano, Orlando Cabrera, la que tiene el privilegio de atesorar la de nuestra madre en los instantes previos a su partida, el pasado 26 de marzo de 2020. Doy gracias al Cielo por ambos momentos. Dios te bendiga, mamá.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 24
- Usuarios favoritos de este poema: Willie Moreno, Marcos Reyes Fuentes
Comentarios2
Para mí muy triste pues solo hace un mes que perdí a mi madre 😭
El poema es bellísimo mensaje a esas madres que se desviven por sus hijos.
Gracias por compartir esta maravilla. Un abrazo
Muy hermoso y universal.
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