Hundiéndome en una fe miserable y
en las cicatrices de mi propia incertidumbre.
Fulgor quebrado que resplandece en tus labios;
daño ocasionado por el hombre me fue dado.
En la penitencia encontrándome muy pequeña,
doncella otorgándome la victoria en bandeja;
tortura desterrada, extendida hacia la nada
una soga bien alta para ahorcar al traidor
rodeándole el gaznate bien apretada.
Es invierno ahora y mi abrigo es de dolor,
es invierno ahora y eso provoca mi caída.
Hundiéndome en una fe miserable y
en el carmesí de mis propias entrañas,
despierto, no pertenezco a ningún sueño.
Siempre peleando contra la indiligencia
siempre marcada por la indiferencia.
- Autor: beirre (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 7 de abril de 2020 a las 17:10
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 49
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Anton C. Faya
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.