Naufragio

juanestrada

Entregado a la 

cotidiana tarea

de extrañarte; 

de asustarme 

cada vez que me asombras.

 

Aferrado a un

hilo de viento,

a un hálito de tu beso, 

soportando la opresiva

presencia del cosmos,

de todo el tiempo,

(el que fue y el que será)

de la existencia de cada hombre,

de cada cosa y de cada tarde.

 

¿En qué latitud

de este mar infinito

flotan los restos

de este diario naufragio? 

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