La muerte.
Yo soy un hombre confinado en su casa, aterrorizado por una terrible enfermedad que vive en la calle. Cuando sales de casa, todo se vuelve oscuro, pues “ella” te busca y te persigue. Da igual que andes bajo las farolas, que haya un policía cerca, que lleves dientes de ajo, agua bendita con sal, un crucifijo, o seas anti sistema, creas en la sanación natural, tengas amigos, o enemigos, una vida feliz, o arrastres una existencia desdichada. “ Ella” cuando te encuentra, oh amigo, seas quien seas, espíritu libre, alma esclava, inteligente, paleto; terminas en los hospitales dándoselo todo, hasta la vida. Así es “ ella” . Los médicos solo sirven para certificar las muertes de “ella”. Dan de alta únicamente a los que van al cielo, y de baja al infierno. Hay que estar en casa por ella. Crítica si quieres a los liberales, a los comunistas, al individualismo, al gobierno, a la oposición, al sistema, a Buda, a Cristo, a Lenin, a Hitler, los que contaminan, a los que no, a los que escuchan el himno de España, a los que se tapan los odios ante tal estridencia musical , a ella, a él, a nosotros, a vosotros, a aquellos…
Jaaaaaaaaa.
¿ qué más da ya estando “ ella”?
Si estás pasando esto solo, mejor.
Completamente solo. Sin vecinos a los que saludar desde el balcón. Ellos saben que te pasas todo el día en casa, con miedo hacia la enfermedad, y que no te caen bien. Son almas violentas las que te juzgan, de las que te apartas como un eremita . Es lo más santo, y lo santo es lo sano. Los santos viven muchos años. Los pendejos pocos. Comentan que cierras las cortinas de tu balcón para no verlos cuando salen a aplaudir y a cantar un himno de un país que no tiene ni letra , y del que te sientes un extranjero pese a haber nacido en él.
Te maldices y te mueres un poco cuando piensas en este puto país, para bien o para mal. ¿ para qué? Es absurdo, ¿ que pintas en este entierro? Nada. Para que decir nada, o desear algo malo por todo lo sufrido . Que se queden con “ ella” todos los vengadores y verdugos de la patria.
Seguramente seas desagradable para la mayoría, pero eso no te convierte en especial ni mejor. Solo se pone en evidencia que el mundo esta llena de historias desagradables para todos. Y que hay que vivir pensando en la muerte en todo momento. Vive muriendo, el canto alegre del final. Si, está bien sentir miedo, soledad y asco. Irse con esto a la tumba es lo mejor que te puedes llevar del mundo. Sin cuestionarse, sin juzgarse, sin lamentarse por el tiempo que se ha vivido. No soy un tipo raro. El paraíso está lleno de gente como yo. Mira los ojos cualquiera y no veras nada. Solo intento sobrevivir a una enfermedad , y a ellos. Igual que vosotros, mayoría sufriente silenciosa. Soy un extraño entre yonkis psicóticos que se pasan el día arriba y abajo dejando el camino lleno de colillas, botes de cerveza en los jardines, y bolsas de patatas fritas que se quedan suspendidas entre los arbustos de tu precioso jardín huerto. EL que una y otra vez te han chafado sin piedad después de robarte cuanto cultivabas. Extraño paraíso, un confinamiento social en vida, donde no sabes si te van a pegar una pedrada a la puerta para que salgas y atracarte, o decirte mientras corren camino abajo, idiota por salir. La policía no va a venir a un gueto de los tiempos del silencio eterno y del exterminio cotidiano. Un aterrador cementerio de vivos. Hombres y mujeres tan huecos como los muertos, enfundados en pieles de hombres tóxicos. Pero son meros miserables, capaces de cometer actos criminales sin inmutarse por serles cotidianos. Decapitar un gallo ensangrentado después de luchar que ha perdido en una pelea , envenenar un perro, pegar una navajazo, trafico de drogas, robo, compartir un virus letal. Minucias. Seres cansados de vivir, de ser perseguidos, humillados, No es gente mala, pero se han vuelto malos. Si tuvieron corazón, ay, lo perdieron, y si tuvieron razón, ay la perdieron, y si tuvieron un ángel que no fuera el exterminador, Ay lo perdieron. A nadie le importa una pandemia en las cloacas.
Desde arriba dicen mirándonos para solucionar nuestros problemas aplaudiendo a los médicos la clase media y trabajadora:
¡ Ojala revienten!
Pero los yonkis cantan:
Resistiré.
Las autoridades, la policía , la economía liberal grita llenos de odio hacia los pobres:
Ojala revienten.
Las cloacas balbucean:
Resistiré.
Más ni siquiera aquí, en una vida que desciende por las tuberías hacia el sumidero, queremos escuchar los enlatados aplausos a los médicos, que les dirige agradecido una nación encerrada, fingiendo ser buenos y solidarios. Nos conocemos de sobra , los mismos que reciben aplausos, nos sellaron bajo tierra a las cloacas, con la única esperanza de redención por un ángel exterminador que rompería nuestras cadenas , y veríamos un momento de gloria, viendo caer a todos con nosotros a la mierda. lo íbamos a llamar revolución, pero se va a quedar en cosa de ella, y al final en nada. Desde las cloacas, la retaguardia de la sociedad, siempre inmune a las guerras, a las pestes, a las ideologías, y a los virus, sabemos que es pronto para aplaudir y cantar victoria, y esas fanfarronadas que se dicen cuando esta todo perdido. Si aceptamos la analogía que hace el presidente del gobierno explicando que estamos en una guerra contra una pandemia. Imaginemos una la batalla de una guerra. Que sea famosa. ¿ qué tal la segunda patria de los refugiados políticos y artistas represariados por el humanitario y solidario pueblo español? Waterloo. Nos encontramos con la caballería Francesa embistiendo a los batallones Ingleses de Wellington. De repente, el pueblo francés empieza aplaudir junto Napoleón en la colina. La caballería se gira, mira, confirman los oficiales: Son aplausos. Saludar soldados al pueblo Francés que os venera. Todos se giran y saludan, convierte la batalla en un desfile. Los ingleses por un momentos están desconcertados. Creen que han perdido. Napoleón anuncia al ABC y a la razón que preparen la fiesta de la victoria en Madrid, Inglaterra está acabada, la revolución ha triunfado. EL diario el Mundo lo confirma en su panfleto diario. España triunfal, la locomotora de Europa con mercadona tirando de los vagones hasta Moscú. Por eso perdió Napoleón, exceso de confianza. No podemos volver repetir el error de ser como éramos, porque en esta guerra, el rostro de la muerte es a quién tienes al lado. Todo ser humano distinto a ti, es un enemigo. Siempre ha sido el otro tu enemigo. Y es mejor que sea el otro el enemigo, que no que seas tú, tu propio enemigo. Ya tenemos bastantes y pocos amigos. Ahora ángel mío exterminador, en esta hora de dureza, de impiedad, de recogimiento en casa, como soldados, sin inmutarnos por lo que pase, donde el corazón debe de cerrarse como las capas de la cebolla para no llorar, y convertirse en plomo para soporta el dolor de seguir vivo, y dime si era “ella” el hombre del chándal de adidas negro, con una gran capucha que ocultaba su rostro en el supermercado. He visto el tatuaje de la muerte en uno de sus brazos destapado. No se le veía le rostro. Era alto y delgado. Iba tras un hombre empujando un carro. EL hombre, un anciano lo miraba con espanto. Esa caricatura de la muerte, llevaba una mascarilla que era una calavera, una guadaña colgando del cuello. Andaba de forma majestuosa entre las filas de estanterías del supermercado. Siempre siguiendo al anciano. EL seguridad que desde el principio le había mirado de forma sospechosa, supongo que como el resto, pues esa figura no pasaba desapercibida, le seguía por si era un bromista sin gracia que se burlaba de tantos miles de muertos . No compraba nada, solo iba detrás de ese anciano que suspiraba cada vez más aterrorizado. EL pobre anciano al que he visto pasar a mi lado, con sus ojillos azules lloraba empujando el carrito. El anciano detenido y suplicando ante la muerte, llamando al seguridad, ha hecho que este se abalance sobre ese espectro negro. No había nada. EL seguridad ha muerto fulminado al coger el chándal de adidas. EL anciano ha caído de un ataque al corazón. Se lo han llevado al hospital. Yo le he escuchado decir.
¡ La muerte!
He visto la muerte- me decía fura de si. Sus ojos iban a saltar de las orbitas, su boca casi rígida, pastosa, chasqueando los dientes entre convulsiones exclamaba:
– Que chabacana es la muerte. No me la imaginaba que vendría disfrazada de chilicuatre.
La casa de los confinamientos.
La casa donde me protejo de mis terribles y enfermos semejantes, no está preparada para el invierno. Hasta ahora ,el invierno aquí era muy breve, y se pasaba en la calle la mayor parte del tiempo. Por eso no se han preparado nunca las casas ni a la gente para el frío, como tampoco para los encierros, ni las enfermedades, ni la disciplina, ni el trabajo, ni el estudio. Realmente nadie está preparado aquí para nada . Solo para los toros, las vacas, estar en las procesiones. Sin Fe por supuesto, ni entender nada del mensaje del tal Cristo. Solo comprenden que hay que lucirse en los balcones en honor al ídolo que la horda sigue, como si fueran vacas conducidas por un pastor. Pero son lobos para acusar desde el balcón a los que faltan a la procesión. Para después aplaudir a los que al salir de la iglesia, la mezquita, o el templo evangelista, manteniendo tras la confesión , el rezo, la oración, como relaciones personales normalizadas: amenazar, insultar, pegar , a modo de resolver un problema sobre el aparcamiento. La sociedad donde malvivo mi vida, es así, un lugar para no salir de casa y ver desde la ventana confinado, con una taza de chocolate en la mano, en batín y calentito, como el ángel exterminador actúa en un sitio, que es la máxima representación de la decadencia, miseria, y analfabetismo de una sociedad enferma. Donde está muriendo la población , aún ves como trepan al balcón a robar a gente ausente. Todo esto es dicho por supuesto, con el más alto respeto a la víctimas que merecen nuestro homenaje. Aunque de algunos vivos nos llevamos a la tumba una gran recuerdo de este mundo, sea dicho con el máxima respeto, de lo que fueron las acciones de los vivos en el mundo.
¿ cómo íbamos adivinar lo que ha pasado?- pregunta, o excusa del gobierno. Mientras está pasando y nos habituamos a vivir confinados , es fácil ahora pensar que iba a ocurrir algo así. La oposición al gobierno dicen que lo vieron venir. Yo también. Las letras de Iron Maiden, hace años anunciaban que esto que está pasando: pasaría. Yo siempre creí que sus letras no eran tonterías. Salve Satanás.
Igual que la casa donde estoy está preparada para estar confinado con frío, los hospitales donde llevan a la gente enferma , tampoco están preparados para la enfermedad. Las autoridades, desbordadas han decretado que todo el mundo se quede en casa para evitar más contagios.
La medida parece la más lógica. Eso no evita que un terrible miedo se apodere de mí al salir a la calle. Una vez a la semana surge la imperiosa y vital necesidad de ir a comprar. Es un momento de pánico. Hay gente que desea salir a la calle y ver a sus semejantes, saludarles, yendo a comprar. Confieso que a mi me aterra tropezar con alguien, y no por el hecho de que pueda estar afectado por la enfermedad y contagiarme, sino por si tengo que escucharle hablar de economía, del paro, y lo mal que están las cosas, y lo mal que se van a poner. Son los mismos que hace tres semanas hablaban de toros, y vacas. Ahora son profetas que entonan letras más heavys que Sepultura. He escuchado a la pescadera , con la que siempre me gustaba hablar. Una chiquita de unos 22 años de gimnasio que se pinta las uñas con unicornios . Ahora va con mascarillas, orejeras, gafas y guantes, hablándome de una bestial devastación, de un Apocalipsis, una guerra, y no sé que más, mientras abre las tripas a los boquerones hablando del fin de los días. Y te quedas con la boca abierta pensando en las vacas y los toros mientas te hablan del ocaso de la humanidad la chica que después de trabajar iba de compras a druni y a zara con las amigas. ¿ cambiará esto después del Apocalipsis ?
La verdad es que me da igual, oh ángel mío exterminador.
Angelillo Uixó.
- Autor: Angelillo de UIxó (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de abril de 2020 a las 07:34
- Comentario del autor sobre el poema: mantengamos la luz encendida de la razón en esta pandemia y repasemos nuestra alma, como ha sido para mejorar
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 56
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.