Las palabras son como los momentos, hay miles, para todos los gustos y sentidos. Están las que duelen, las que consuelan, las que se animan y las que se esconden. Y aunque puedan existir momentos sin necesidad de palabras también están las palabras que no logran describir los momentos.
La comparación más exacta y eficaz que podemos encontrar se hace presente en cualquier lado, y en todos. Las palabras nunca se ausentan, siempre nos acompañan, como los momentos. Pero están las palabras y los momentos que llegamos a valorar o reconocer, y aquellas palabras y momentos que también escuchamos y leímos, y vivimos, pero que no fuimos capaces de interpretar, de consentir, de analizar. Porque de todas las palabras tenemos algo que aprender y repasar, al igual que los momentos.
Hay palabras que alguna vez ya escuchamos, y nunca nos detuvimos a pensar en ellas, en su significado, ni en su utilidad. A lo mismo que los momentos, los que ya han pasado y hoy nos arrepentimos de no haberlos vivido en plenitud.
Las palabras son ajenas al reloj, y lejos están del ritmo del tiempo. Las palabras pueden ir y volver, acelerar o dar marcha atrás. En cambio los momentos se van, se pierden, se restan.
Para las palabras el valor puede cambiar, para los momentos el valor queda, se guarda, es imprescindible, y se vuelve, cada vez que sea necesario. Quizás ésta sea la única diferencia que se pueda encontrar entre estos dos sujetos, que respiran la misma intensidad, y se prestan mutuamente a la más libre y bella de las expresiones.
- Autor: Nicosia (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de abril de 2020 a las 09:33
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 49
- Usuarios favoritos de este poema: Willie Moreno, Lualpri, Miachael
Comentarios2
Muy buen escrito.
Gracias.
Muchas gracias por los mensajes. Es bueno saber que al menos se tomaron dos minutos para leer mi escrito.
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