EL ÁNGEL DE LA MUERTE
Amado mío,
recíbenos en tu regazo
si tenemos que partir adoloridos.
El reloj va marcando las horas
en su trágico tic - tac.
Su monótono sonido
me recuerda
los pasos asesinos
del ángel de la muerte...
Es una sombra inquieta
que apaga los latidos...
Ya está a la puerta.
Envolverá a tus hijos
en sábanas negras,
a tus elegidos
que con caricias formaste.
Aturdidos
cual pájaros sangrantes
volarán hacia tus brazos.
Amado mío,
si habrás de llamarnos
en este tiempo sombrío,
no olvides guardarnos
un lugar
en tu universo bendito.
Ingrid Zetterberg
Dedicado a mi amado Señor Jesucristo
De mi poemario
"Joyas de mi alma"
Derechos reservados
Safe Creative Cta. 1006080193112
- Autor: Ingrid Zetterberg B. ( Offline)
- Publicado: 13 de abril de 2020 a las 04:58
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 95
- Usuarios favoritos de este poema: Lualpri, Jorge Horacio Richino, kavanarudén, Hugo Emilio Ocanto, Juan Q, Marcos Reyes Fuentes
Comentarios3
Profundo sentir.
Un grito desde lo profundo del alma. Una plegaria a la cual me sumo.
Un placer leerte mi querida Ingrid. De mi parte un fuerte abrazo.
Kavi
Gracias querido amigo Kavi por asomarte a mis sencillos versos y dejarme tan grata respuesta. Un abrazo.
Me uno a tus letras, y las aplaudo, Ingrid.
Un abrazo, muchacha.
Gracias mi estimado amigo Emilio por visitar mis versos y dejarme tan grata huella. Un abrazo.
Yo no creo en ese "lugar en tu universo bendito". No obstante, la belleza de estos versos me conmueve y los agradezco.
Un cordial saludo.
Gracias Juan por visitar mis versos, y dejar tu grata huella. Aunque reconozco que me entristece cada vez que alguien me dice que no cree. Un saludo.
Pero el problema no ése, Ingrid. Usted no tendría que entristecerse por mi no-creencia en su fe, que para mí no es una más de una de las muchas que existen en el mundo. La tristeza debiera darse cuando uno se piensa y se siente "muy fuera" de los demás. Ese egoísmo.
Creer no es garantía de nada. Hay gente con fe que no es feliz. Hay gente con fe que daña conscientemente a sus semejantes. Es un hecho. Y por el otro lado, no creer tampoco es garantía de nada. Lo que cuenta es un buen corazón, saberse perteneciente al mismo árbol de la vida y actuar en consecuencia. Los budistas no creen Dios. Los animistas creen en espíritus. Los musulmanes no creen que Jesús sea Dios. Para mí el universo es incompresible, y nosotros somos parte de su misterio. Los sentimientos, las ideas, los sueños, las expectativas adquieren en cada uno de nosotros un color desigual. No debemos sentir tristeza por eso, al contrario. Es una alegría ser diferentes en la forma y semejantes en el fondo.
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