Si hay felicidad, y yo dudé
Gracias a tu charla, mi vacío es que lo llené.
Nunca te hice un favor y Aún así me Gane tu simpatía,
No hubo razón para negar que desde entonces éramos familia.
Óleo disuelto en sudor, mi piel.
La tuya desleída sobre lágrimas, acuarela.
Si ambos unimos al cielo e infierno en un papel.
La técnica será lo de menos para Samael.
Vaya qué la noche es fría y el infierno no quema,
Pero el yugo sobre nuestras almas; distorsiona la pena,
Y apenas lo percibo cómo a la espuela que estimula la vida,
¿Porque nadie nota que en el infierno, la memoria se olvida?
Aún así con esos cuentos pude llegar a emocionarte,
Y me gané tu respeto, nada ineludible.
Pero más increíble es que lejos o cerca compartimos condena.
Uno en el Edén fidedigno; y otro en la ficticia tiniebla.
Y hoy que saldremos laureados de nuestra tortura,
El diablo me verá feliz; Yo te miraré con locura;
Tú me observarás con frescura...
Y... el otro cambiará su postura.
- Autor: zeda del rey ( Offline)
- Publicado: 14 de abril de 2020 a las 20:53
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 32
- Usuarios favoritos de este poema: migreriana
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