No justifico el pensar de un infeliz.
Pero sí, podemos huir,
hay que correr lejos por las millas de la carretera.
Como si no hubiese nacido roto,
como si ser el "mensaje esperanzador jamás llegado" no fuese tan malo,
solo, igual que un niño bebiendo la influencia de un alma desgastada.
Esa es la melancolía que recorre mi párpado.
Junto a aquellos bombardeos en la cocina.
Gritos de mi madre,
Esta es la historia.
Nada más.
[...]
"Miro el sol, y espero llegar a treparlo algún día.
Solo quemar mis dedos en su calor.
Porque entonces mi dolor sería luminoso y yo... Esplendor puro"
Comentarios2
Muy bonito poema, Íngrid, un abrazo fuerte-.
Inspiradora poeta Íngrid. Saludos.
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