El amor en la pandemia
Una mañana ardiente, de aires sofocantes, de veranos asoleada
Venancio se alistaba presuroso, para el encuentro amoroso con su querida amada
Alistó la recua de mulas, cargadas con hortalizas y legumbres, de su extenuante jornada
Se veía ansioso y nervioso con su vestido de novio, en un nuevo hogar, su vida comenzaba
De la cordillera, bajaba mensualmente a vender sus productos a la vereda campesina
En la calle real, frente a la capilla ofrecía sus cultivos en el suelo de una esquina
La Casilda le sonreía, con mirada de reojo que a Venancio de amores asesina
Siempre le traía los mejores regalos, rosas y orquídeas, para la mujer más divina
En las tardes se apresuraba regresar, pero la Casilda, con sonrisas lo detendría
Unas cervezas con piropos, el rostro le acarició y en el próximo viaje se casarían
Presuroso ya de noche, con sus mulas a su humilde cabaña en su querer pensaría
La Casilda no pegó el ojo, del hormigueo de sus entrañas por su nuevo amor moriría
Venancio arregló su cabaña, pensando en su idilio con su Casilda, primorosa y amada
Sus cultivos producían verdor a sus tierras, de gritos de hijos de noches sin sueños imaginados
La soledad hacía mella, sin eco de pastoreo de llantos sin lágrimas lloradas
No veía el día y la hora, de visitar de nuevo a la mujer, que en su corazón reinaba
Tenía todo arreglado para la boda, el cura y la fiesta para su casorio
Nueva cama y sabanas limpias, almohadas relucientes para el nuevo dormitorio
El camino se iluminaba de rosas florecidas a todo lo largo de su territorio
Se sentía feliz de poder compartir la vida y su hogar, la fiesta y su jolgorio
Esa noche no durmió pensando en su querida, mujer esplendorosa y maravillosa
Alistó las mulas y su carga y sentía un frío raro, que le carcomía en forma misteriosa
Sentía miedo y pavor, de que algo sucediera, de escalofríos de sudores asombrosa
Con su traje de matrimonio, partió no sé si feliz, pero su voz era tímida y temblorosa
Llegó al caserío y la gente corría despavorida, como vagabundos de espantos profundos
Rodaban por el piso hecha bola, con gritos lastimeros de llantos moribundos
Encontró a su Casilda vestida de novia, asfixiándose con lágrimas de mirada perdida
La alzó entre sus brazos y corría de un lado para el otro, pidiendo auxilio para su amada querida
La abrazaba, la besaba y gritaba desesperado, que lo ayudaran que su mujer se moría
Nadie contestaba, porque estaban todos muertos en la calle real ya apestaba y hedía
Venancio se arrodilló, le pedía perdón en sus brazos, que no se muriera todavía
La pandemia contaminó en instantes a Venancio y le pedía a Dios que era lo que ocurría
Y allí tendidos los dos en el atrio, agarrados de la mano, Venancio le deposito un beso y una orquídea en su corazón y ambos de coronavirus morirían
La pandemia arrasó con un pueblo, con el calor de un amor, que la cabaña con nostalgia esperaría
“Joreman” Jorge Enrique Mantilla- Bucaramanga abril 17-2020
- Autor: Joreman (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 17 de abril de 2020 a las 13:29
- Categoría: Amor
- Lecturas: 69
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