¿En qué otro lugar podría yo saborear la gloria
más que arremolinada entre doradas coronas?
Se trenzaron en mi vereda con las manos del viento,
olvidadas por el tranco acelerado de quien pasaba sin ver.
Inertes como tumbas donde yace el pasar del tiempo,
se abrieron ante mis pasos engañados por la vida.
Ya nadie sabe de flores púrpuras, flores profundas
pero mi deseo sigue igual de ardiente como febrero.
Tal vez porque me corre sangre en las venas,
tal vez porque es roja como todo lo que florece.
Y yo vuelvo a cantarte, otoño mío, otoño terrible, porque desnudas ante mí la vida, y a mi alma cantora y genuina.
- Autor: Camila Achinelli ( Offline)
- Publicado: 23 de abril de 2020 a las 01:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 70
- Usuarios favoritos de este poema: Kinmaya, ivan semilla, anbel, Lualpri, Fernando?, Marcos Reyes Fuentes
Comentarios3
no me preguntes porque
pero otoño y rojo van de la mano.
me pareció siempre que pegaban serán las hojas del paraiso que vuelan en mi vereda?
tendran verguenza, quiza?
ma que se yo!, viste
jajaja
Pienso lo mismo, además el otoño es mi estación favorita y el rojo mi color favorito.
Me gusta!
hermoso cántico de un alma genuina
que sabe de otoños y flores profundas
y jamás se tumba en las manos del viento
que olvidan las coronas doradas de la vida.
......... un placer leer su poema, muy bello e inspirador. rico en imagenes y metaforas igual de genuinas... saludos cordiales
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