El señor nos protege con su manto divino,
su mano providente resguarda nuestro mundo,
y le insufla a todo hombre su aliento más profundo;
nos da vida y bondad, quita piedras del camino.
Sin su celeste ayuda, la vida no imagino;
el hombre desolado, sería un vagabundo
con traje de dolor, añejo y nauseabundo;
fatalidad, fracaso, sería su destino.
¡Gloria a ti mi maestro, creador de belleza!
Estoy agradecida por darnos tanto amor,
¡Padre, somos el barro sencillo de tus manos!
Demuestras a los hombres, con tus actos: destreza;
la tierra desértica, la llenas de color,
¡Nos enseñaste, padre, querernos como hermanos!
Autora: Edith Elvira Colqui Rojas-Perú-Derechos Reservados
- Autor: EdithElviracolquirojas ( Offline)
- Publicado: 24 de abril de 2020 a las 01:00
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 55
- Usuarios favoritos de este poema: Jorge Horacio Richino, JoseAn100, Lualpri, Hugo Emilio Ocanto, María C.
Comentarios4
Muy bueno tu soneto, Edith.
Mi saludo, mi amistad.
Gracias Huguito Saludos
🙂 🙂
Toda una oración
Y un llamado a la reflexión.
Un gusto leerte amiga.
hola ya sabes quien gracias
amén, buenas letras como siempre, un saludo
Gracias querido Tatan
Que así sea y salve la tierra falta hace
Un saludo espero estés bien.
Gracias María besos
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